En la entrada anterior os dejamos en la zona del Panteón, tomando un delicioso capuchino.
Había dejado de llover y decidimos encaminarnos hacia el Castillo Sant Angelo, pero para ello pasamos de las vías principales y callejeamos una vez mas.
De nuevo, disfrutamos de los pequeños rincones que ofrece una ciudad como Roma y lo recomendamos totalmente, salid de las vías principales, trazad rutas por las calles estrechas. ^_^
Al final del paseo, llegamos al puente Sant Angelo. Construido por el emperador Adriano como acceso a su mausoleo, en el año 136, es famoso por las hermosas esculturas que Bernini añadió en el S.XVII.
El castillo fue en su origen un mausoleo romano para el emperador Adriano, pero en el S.VI lo reconvirtieron en fortaleza papal.
Cuando llegamos había menos cola y entramos rápidamente. Nos ofrecieron unas audioguías por 5€ que decidimos no coger (pasamos con la Roma Pass para la entrada) y dentro averiguamos que no hay muchas explicaciones ni planos muy claros. A veces costaba orientarse pero pudimos verlo bien.
La mayoría de gente lo ve por fuera, pero a nosotros nos encantó recorrerlo y poder disfrutar de zonas de origen romano:
Salas renacentistas lujosamente decoradas:
Y de la zona amurallada donde se encuentra toda la temática defensiva:
Desde la terraza se puede ver una antigua muralla (Pasetto di Borgo) en cuyo interior se encuentra el pasillo secreto que utilizaban los Papas para ir desde el Vaticano al castillo a refugiarse.
Vamos, que cuando pintaban bastos echaban a correr tras las murallas, no fuera que el de arriba no estuviera por la labor de salvarlos... (la foto es de cuando salimos del castillo y tomamos rumbo a los museos)
El castillo nos gustó mucho y además nos ofreció dos momentos frikis. Bueno, uno está patrocinado por Jordi. xD
Adivinanzas: ¿A quien imita Jordi? ¿A que personaje nos pareció estar viendo en esa escultura?
Si has reconocido a Ezio de Assassin's Creed y a Voldemort (Sí, me atrevo a decir su nombre ¿Que pasa?) ¡Enhorabuena! Tienes tu lado friki.
Bueno, tras la visita aun nos faltaba un rato para la hora de entrada a los Museos Vaticanos y empezaba a llover de nuevo, así que decidimos descansar un poco en un bar.
El resumen de la búsqueda fue: ¡Bares caros! En fin, pagamos 7,5€ por un zumo y un capuchino (que no le llegaba a la suela de los zapatos al del medio día). Pero como Jordi me dijo: Tómatelo como que has pagado por descansar, usar la wifi y el baño. Bueno... así no dolía tanto xD
Como ya os explicamos, en la "Preparación" del viaje, íbamos a visitar los museos al anochecer.
Si bien en esas visitas cierran algunas salas, a nosotros nos parecía una visita especial y además con menos gente, puesto que solo se puede acceder mediante reserva previa.
A menos que os guste mucho el arte y queráis ver TODO el museo (Creo que lo que cierran es básicamente alguna zona de pinacoteca), os recomiendo ir por la noche si coincidís en la época que lo abren.
Llegamos media hora antes y ya estaban organizando la fila por horas de entrada. Fueron puntuales y entramos rápido.
Una vez dentro, cambiamos nuestra reserva por las entradas y empezamos a disfrutar del paseo por el museo mientras anochecía.
Mucha gente va directa, por un atajo señalizado, hacia la Capilla Sixtina. Nosotros decidimos recorrerlo bien, no nos paramos en tooodas las salas con detalle pero quisimos contemplar las diferentes colecciones y pararnos en las que mas nos gustaban.
Nos sorprendió mucho la sala de cartografía, un maravilla.
Me reencontré con mi diosa favorita: Sejmet.
Y alucinamos de nuevo con los frescos renacentistas, en lo que eran antiguamente las dependencias privadas del Papa. En este caso es Rafael el artista que nos deja con la boca abierta. Sin duda una zona que no os podéis perder.
La zona de arte contemporáneo la pasamos volando, lo siento pero no nos atrae nada.
Y al final... ¡La Capilla Sixtina! de Miguel Ángel.
Si bien los frescos de Rafael son exquisitos, la capilla impresiona por su grandeza y la cantidad de detalles e imágenes.
Por desgracia no dejan hacer fotos y hay vigilancia llamando la atención, así que Jordi solo se aventuró a hacer una "destrangis" (y ha quedado borrosa, pero es lo que hay), no para enseñar los frescos, sino para mostrar que había MUY poca gente en la sala.
Si buscáis fotos de la capilla encontraréis bastantes con la sala a reventar de gente. Nosotros pudimos sentarnos y disfrutar con calma de la visión.
¡Eso sí! La famosa imagen de Dios haciendo deditos con Adán, que tanto se ha mostrado e imitado en gags, es del mismo tamaño que el resto de las que conforman el tema principal de la Bóveda, vamos que no destaca mucho.
Matizar que Miguel Ángel pintó la bóveda y la zona del Juicio Final, pero el resto es de otros grandes artistas como Boticelli. El conjunto es una maravilla, al menos si la puedes disfrutar con tranquilidad.
Al salir de la capilla te dirigen a la zona de tiendas y a la salida a través de la famosa escalera helicoidal de Giuseppe Momo.
Pasear por las estancias de los museos, muchas de ellas vacías o casi, con una luz tenue y la oscuridad en el exterior nos gustó mucho.
Nuestra idea para ese día era aprovechar la hora en que salíamos de los museos para hacer fotos nocturnas. Lloviznaba así que imaginaros la escena conmigo de azafata porta paraguas para proteger la cámara pero que no entorpeciera la foto...
El vaticano de noche decepcionó un poco a Jordi, no le acabó de gustar la iluminación, se lo imaginaba mas "espectacular".
Sin embargo el Castillo Sant Angelo nos gustó mucho a ambos, pasaba a estar en la lista de los TOP junto con el Panteón ^_^
Se nos hizo tarde, así que pillamos un bus en dirección a Termini y cenamos en un paqui enfrente del convento. Tenían pizza "al taglio" y, aunque no era una delicatessen, estaba buena para lo que nos costó (pizza mas coca cola por 5,5€ los dos).
Satisfechos con las visitas del día y por la cena barata, nos fuimos a dormir ilusionados con el siguiente día: Veríamos ¡El Coliseo!
Y eso, que aun no sabíamos la sorpresa que nos deparaba la siguiente noche ;)