Al levantarnos lo primero que tuvimos que solucionar fue el tema de los coches. Solo habíamos pagado el parking del hotel para el día anterior y no sabíamos si iban a tener sitio para ese día.
Al final no hubo problema, pudimos dejarlos hasta la tarde y encima solo nos cobraron por uno de ellos. ¡Todo un detalle!
Desayunamos en un bar cerca del alojamiento. Nos pedimos unos "Pasteles de Belém" muy típicos de Portugal y que en la zona norte (cerca de mi pueblo) conocemos como "Pasteles de nata".
Son una especie de tartaleta con crema, y, aunque no estaban mal, la verdad es que las que como en Castro Laboreiro (de una panadera que viene a mi pueblo) son mucho mejores que esos.
Por todo Oporto los venden, y, aunque supongo que dependerá del lugar para comerlos mejores o peores, os recomiendo que los probéis. A mi me encantan.
Ahora sí, con las pilas recargadas nos acercamos al Mercado do Bolhâo.
Este mercado tiene dos pisos, arriba se ponen muchos puestos de verduras y hortalizas.
Y abajo encontraréis una variedad de puestos de pescado, frutas, flores, especias... hasta algo de souvenirs.
La sensación del momento entre los turistas fue este gato que esperaba pacientemente su recompensa.
A mi los mercados me gustan, y, aunque también me gustó pasear por este, he de decir que está en un estado muy decadente y que merecería un lavado de cara y restauración, porque es bonito pero su estado ruinoso lo desluce.
¡Ah! Y mejor no vayáis a los baños, Jordi lo hizo y flipó con su estado y olor...
Cerca del mercado se encuentra la Avenida de los Aliados. Una zona donde Oporto gana glamour gracias a los elegantes edificios que la flanquean.
Entre ellos el Ayuntamiento.
No es muy larga y merece la pena pasear por ella y admirar los detalles de las fachadas.
En la parte inferior de la avenida, a la izquierda, se encuentra un Mc Donald's muy curioso. Ocupa el edificio del antiguo Café Imperial (1936) y han conservado el estilo de la decoración (el águila y las vidrieras son originales).
Me pareció muy curioso visitarlo y sin duda es el mas bonito de los que he estado.
La siguiente visita fue la cercana "Igreja dos Clérigos". Estaba parte en obras, pero nuestro objetivo era subir a su torre.
Se acercaba nuestro viaje a Roma, y, antes de enfrentarme a la Cúpula de San Pedro, tomé ésta como entrenamiento. jeje Son 190 escalones y cuesta 2€.
La verdad es que la subimos sin dificultades, pero hay un tramo que es estrecho y que mas vale no des un traspiés.
La recompensa por subir son las vistas.
Una vez bajamos decidimos acercarnos a la librería Lello & Irmâo, conocida como una de las librerías mas bonitas de Europa, cuya escalinata sirvió de inspiración a J.K. Rowling para Harry Potter.
Atención porque encontraréis lugares que pone que se grabaron allí algunas escenas (incluso en la wikipedia), pero son muchos otros los que aseguran que fue solo de "inspiración". Y me lo creo mas por dos motivos:
1- En la librería no hacen referencia a ello
2- En la peli, si ves las supuestas escenas, no se parecen a la librería.
Nuestro error fue ir a esa hora. Estaba lleno de turistas como nosotros, tenían que dosificar la entrada y no dejaban hacer fotos. Por lo visto les molesta que la gente solo entre a pasear y admirar las escaleras. Nosotros la verdad es que acabamos comprando unos puntos de libro por aquello de compensar un poco el trajín.
Mi consejo es que vayáis a primera hora, porque había un cartel que ponía que de 9 a 10 am sí se podían hacer fotos, y supongo que les pillaréis de mejor humor que no cuando están a petar de turistas.
Al salir empezó la Odisea del viaje. Mis padres querían enseñarle a Jordi unas estatuas que vieron en su visita anterior, uno apuntaba para una dirección y otro para otra... Emprendimos camino hacia uno de ellos, concretamente descendimos de nuevo por la calle de la torre hasta la zona de la Rua das flores.
Pegaba un sol "do carallo" y ya era mediodía, así que hicimos un receso en nuestra búsqueda para comer por la zona.
No llegamos a 10€ cada uno y comimos unas Francesinhas muy buenas.
Al salir, reemprendemos la Odisea. Tras intentar ubicarse e irse corrigiendo entre ellos conseguimos enfilar la dirección correcta. ¿Cual era? Pues vuelta p'arriba (subimos por otra zona eso sí), con el caloraco, la digestión... ¡las cuestas se hacían enormes!
La vueltecita y las cuestas caldearon los ánimos (cosas que pasan en los mejores viajes jeje) así que mi cuñado y yo empezamos a quitarle hierro al asunto con comentarios como: ¡Oye pues estamos viendo una zona nueva y bien curiosa! ¡Perderse es bueno, fíjate tu que barrio mas cuco estamos descubriendo!...
Pero el cándido de Jordi se ve que no se había empanado de nada y al verse de nuevo en la plaza al lado de la torre soltó un: ¡Pero si estamos en el mismo sitio!
A algunos se nos heló la sangre, pálidos miramos a los demás esperando tormenta, pero Jordi había sonado tan inocente y con un tono de los que salen del alma que lo que causó fue un ataque de risa por parte del resto que se nos fue contagiando y costó de cortar.
La imagen de Jordi con cara de "¿Se puede saber que he dicho?" y los demás descojonados, llorando de risa y sin poder explicarle... aun me hace reír.
En fin, cuando pudimos volver a hablar y caminar, fuimos a hacerle las fotos de rigor con las estatuas.
¿Ahora entendéis porque mis padres querían llevar allí a Jordi?
Y esta fue nuestra última visita. El calor nos había agotado, tomamos un heladito y hacia el hotel a por los coches, que aun nos quedaba un trecho hasta el pueblo.
Me encantó poder conocer, al fin, Oporto. Y espero volver y comprobar como sigue. Ojalá vayan restaurando poco a poco los edificios, porque es una ciudad bonita que merece no dejarla decaer.
Si aún no la conocéis os recomiendo una escapada de fin de semana. Merece la pena y es barato. ^_^
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