Era nuestro último día en NY y queríamos aprovecharlo, así que madrugamos, dejamos todo recogido y cerrado para la hora de irse y nos fuimos a por nuestros últimos hot chocolates con nata (por cierto nos invitaron a uno).
Nos quedaban cosas por ver, muchas, pero decidimos que quedarían para un futuro regreso a la gran manzana. Este último día lo dedicamos a pasear y dejarnos llevar por los rincones que nos apeteciera repetir, un último homenaje a la city...
Si hay un lugar del que tenía claro que quería despedirme, ese era Central Park.
Era sábado y había mucha gente haciendo ejercicio, pero también pequeños rincones donde pudimos disfrutar de tranquilidad.
Me gustaría volver en una época de buenas temperaturas para poder disfrutar bien de él. Los parques de NY merecen mucho la pena.
Salimos del parque (aun sin despedirnos) dirección la 5th ave. Y aquí quedó patente que era sábado de campaña navideña. ¡La calle y las tiendas estaban a reventar! La cola de la F.A.O. era impresionante... como nos alegramos de haber visitado las jugueterías entre semana.
En la 5th ave. cumplí una promesa que le hice a mi padre: ¡Comerme un hot dog de los carritos de la avenida! Concretamente un chili dog (no pica) que estaba de vicio.
Decidimos ir a relajarnos un rato al Bryant Park tomando un apple hot cider (como lo echo de menos).
Y nos topamos con un stand de Google donde podías trastear sus gadgets, así que dejé "al niño" jugando un rato y me fui a ver el ambiente en la pista de patinaje.
Antes de abandonar el parque nos cruzamos con unas alumnas de Slytherin muy simpáticas que no dudaron en dejarme su gorro para la fotillo. ^_^
¡NY es una caja de sorpresas para los frikis!
Rumbo a Times Square, al llegar a Broadway, nos topamos de nuevo con la realidad de "sábado + campaña Navidad = muuuuuuuucha gente", y si le sumamos las obras para ampliar la zona peatonal... duramos mas bien poco en esa zona, al ver que sería imposible comer tranquilos allí tomamos rumbo al Five Guys del día anterior.
A Jordi le apetecía despedirse de esas deliciosas burgers, vale... a mi también jeje así que esa fue nuestra última comida en NY.
Como aún teníamos tiempo, decidimos acercarnos a ver el High Line sin lluvia.
Y como era de esperar, ahora sí que había gente.
Es un paseo muy bonito y creemos que en primavera,con todo verde, aun ha de serlo mas.
Fijaros en las vías que conservan.
Y si hay algo bonito, es sentarse a ver el atardecer.
Callejeamos un poco por el West Village antes de volver en metro hacia el apartamento, pero decidimos bajarnos unas paradas antes, en Columbus Circle y así pasear por el Central Park ya oscurecido. Esta sí, ya era nuestra despedida de NY y de uno de sus rincones que mas me ha gustado.
Recogimos nuestras cosas y camino al JFK. Llegamos con tiempo, pero preferimos pasar los controles pronto por si acaso (son bastante minuciosos, con scan de cuerpo entero incluido) ¡Error! Dentro no hay restaurantes de cadenas, apenas unos puestos de venta carísimos y así acabamos cenando un panini grande por 10$ (Menos mal que me quedaban galletas).
Una vez dentro nos retrasaron el vuelo 1h... Se hizo eterna, cansados, con el desánimo de la vuelta, ¡Sin WiFi! No hubo manera de conectarse...
El vuelo tampoco fue el mejor para mi. Cogimos ventanilla (a Jordi le gusta) y yo me quedé en medio. Él y la mujer de mi lado durmieron casi todo el viaje, yo... ¡Desesperada por levantarme! Nunca mas... en vuelos largos quiero pasillo.
Al margen de eso, la comida correcta y las pelis subtituladas.
El enlace en el Charles de Gaulle fue bien, rápido y con WiFi.
Y, sin casi darnos cuenta, ya estábamos de nuevo en nuestra ciudad, donde todo te suena, en un aeropuerto que sabes donde ir y en donde queda patente que ahí "Tu" no eres el "Guiri".
Contentos por ver a los familiares y con ganas de explicarles mil cosas, pero con esa tristeza de dejar atrás una aventura y una ciudad que nos ha encantado.
Apunte final by Jordi: ¿A que no adivináis quien ha tocado el oro de la reserva federal? :-)