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Vuelo y llegada a Tokyo 2.0

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Por fin había llegado el día.
Mientras desayunábamos tranquilamente, miraba la maleta, a punto de ser cerrada, y me repetía esas palabras: ¡Por fin ha llegado el día!
Dentro de mí sentía un torbellino de emociones. Estaba feliz porque por fin, tras 4 años de espera, volvería al país que me había enamorado. Que digo feliz ¡Exultante, extasiada, emocionada...! Pero a ratos asomaba un pequeño temor: ¿Y si la vuelta resultaba la caída de un mito? ¿Y si lo había idealizado?
Por suerte, eran momentos muy pequeños, borrados enseguida por una gran sonrisa y una voz en mi interior que decía: ¡Nah, pero si es Japón! ¡Sabes que volverás planificando en tu cabeza el tercer viaje! jeje

Todos aquellos que sientan una gran pasión por un país en concreto entenderán como me sentía, tras tantos años queriendo regresar. Incluso el tener esas pequeñas dudas de última hora, puesto que uno sabe que ha perdido el factor sorpresa.
Japón es un país chocante, cuya cultura te sorprende a cada momento, pero nosotros ya conocíamos una parte. El shock inicial, la sorpresa, la novedad... eso ya estaba vivido. ¿Como sentiríamos el regreso? ¿Que emociones despertaría? Esa era mi duda, y no solo por lo que respecta a mi. También quería que Jordi siguiera fascinado con el país.
Pero como mostraremos a lo largo de este nuevo viaje, Japón y su gente no solo lograron mantener nuestra fascinación mas allá de la pérdida de ciertas novedades, sino que, además, acrecentaron las ganas de volver para seguir explorando zonas menos turísticas, mas tranquilas. Porque si algo es maravilloso, es el poder mezclar la calma y proximidad del Japón mas profundo, con la locura y el bullicio de las grandes urbes.



¡Pero ya me estoy avanzando!
Nuestro viaje empezó, como he mencionado, con tranquilidad. Y es que, a diferencia de los otros viajes, el vuelo esta vez salía por la tarde.
Este cambio de horario en nuestra partida nos gustó. Permitió que lidiáramos bien con los nervios, que acabáramos de hacer las comprobaciones de última hora con calma... y creemos que gracias a eso, ninguno de los dos (y cuando digo ninguno, miro a Jordi jeje) necesitó tirar de medicación tipo Almax durante los primeros días. Vamos, que las prisas no son buenas si encima van mezcladas con los nervios del propio viaje.

Dos horas antes del vuelo ya estábamos facturando y pasando los controles del Prat, todo con normalidad.
Era la primera vez que volábamos con Qatar y cabe decir que todo fue bien y no hubo que afrontar ningún problema.
El primer vuelo hasta Doha duraba 6 horas, y nosotros habíamos escogido asiento en una fila de solo dos butacas (Solemos mirar la configuración de los aviones en la web "Seat Guru") para ir mas cómodos. La única pega es que, en ese avión, la fila 30 no tiene ventanilla (el modelo era un A330).
Por el resto, la tripulación muy bien, muchas películas en español (latino muchas de ellas) con bastantes estrenos, y la comida no estaba mal para ser de avión (mejor el pollo que la ternera jeje).
Eso sí, hambre no pasamos: Almuerzo, té o café el que quieras, merienda copiosa y snacks... Y como no tienes nada que hacer, pues te lo comes y acabas a reventar.


Llegamos puntuales a Doha y las dos horas y media de enlace fueron suficientes hasta para empezar a aburrirnos. El aeropuerto no es que sea enorme, y como aterrizamos a media noche los controles no estaban saturados de gente. Todo fue muy rápido y enseguida nos vimos sentados en unos cómodos sillones esperando a que pasara el tiempo. Eso sí, los asientos tenían cargadores y la wifi iba genial. Pero la terminal en sí no tenía mucha distracción puesto que las tiendas eran mayormente de esas que necesitas una tarjeta black como mínimo. ¡Oro everywhere!
Lo que llama la atención son las salas de rezo y las de descanso con tumbonas, separadas por sexos y la de mujeres totalmente blindada a miradas del exterior. No había duda de en que tipo de país estábamos.

El siguiente vuelo salió también puntual. Este avión, un B777, no tenía filas de dos pero era mas amplio y cómodo, había muchas mas películas para amenizar las 10h de vuelo y el kit de amenities traía hasta cepillo de dientes con pasta y calcetines desechables a parte de todo lo que es normal que te den (tapones, antifaz, etc.).
Nuevamente nos cebaron con dos comidas contundentes mas varios snacks y bebidas. Aunque esta vez entraba en el menú comida japonesa, para irnos poniendo ya en situación. ¡La emoción crecía!
Eso sí, por muy cómodo que resulte, al final uno llega reventado del viaje. En especial si, como yo, no consigues dormir apenas en los vuelos.

Por suerte llegábamos a Tokyo y, para alegría nuestra, la eficiencia Japonesa seguía en su sitio.
El aeropuerto está bien señalado, no hay pérdida. Primero pasamos el control de entrada donde te hacen la foto de rigor y te toman las huellas digitalmente. Después a por la maleta y pasar el control con ella, donde entregamos el papel de aduanas que habíamos rellenado en el avión.
No nos tocó revisión de equipaje y todo fue muy fluido, incluyendo mis primeras conversaciones en japonés. Y es que en este viaje una de mis metas era intentar poner a prueba lo "poco" que ya se de su idioma.

Como decía, todo fue sobre ruedas y rapidísimo. Si a las 19h estábamos desembarcando, a las 20:10h ya estábamos subiendo al tren rumbo a Tokyo.

Nada mas salir ya hay todos los mostradores de los diferentes tipos de transporte hasta la ciudad.
Nosotros habíamos escogido el tren de la línea Keisei porque nos dejaba en Ueno, justo la zona donde nos alojábamos. Esta compañía tiene 3 tipos de trenes cuyo precio varía según las paradas que realiza. El mas rápido pero caro es el Skyliner (40 minutos, 2470¥), después viene el Sky Access (1 hora, 1240¥) y por último el Main Line (1hora y 15 minutos, 1030¥).
Como no teníamos prisa por llegar, puesto que poco podríamos hacer a esas horas, escogimos el Main Line ya que, de los baratos, era el primero que pasaba.
En el mostrador nos indicaron que para pagar el Main Line y el Sky Access no aceptaban tarjeta, pero que ahí al lado había un cajero (En el artículo de preparativos ya comentamos que esta vez íbamos sin cambiar yenes en casa).
Ese cajero, de 7Bank, deja sacar un máximo de 50.000¥ por tarjeta sin comisión.
Tras comprar los billetes seguimos las indicaciones hasta el andén, hay carteles por todos lados así que no hay pérdida. Al llegar abajo vimos que había mas mostradores, cosa a tener en cuenta si al llegar uno ve que los de arriba están saturados, y que si se tiene una IC card de anteriores viajes, también se puede pagar con ella.
El ticket de "papel" hay que recogerlo al pasarlo por la máquina ya que se ha de volver a pasar a la salida.

El idioma de los paneles se va alternando, y en el lateral te indica que línea es.
El Main Line es tipo metro, así que hay que intentar ponerse en un sitio donde no molestemos mucho con las maletas. Nosotros no tuvimos problemas, pero hay que controlar el tenerlas sujetas para que no salgan rodando.

Y ahí estábamos... ¡rumbo a Tokyo! Ya era de noche, así que poco podíamos intuir del paisaje, pero el silencio que inundaba el vagón y el exceso de carteles publicitarios, llenos de colores y símbolos que uno no entiende, nos mandaba un mensaje: ¡Empieza a creértelo, estás en Japón! ^_^

Tras soltar las maletas en el hotel (ver post de alojamientos) salimos a pasear por el bullicio de Ameyoko. Era viernes y estaba lleno de gente que salía a disfrutar de una cena con los amigos o compañeros de trabajo, y de gaijins alucinando con las luces, los carteles, la exuberancia de esa zona...


Cierto es que no es la mejor zona de Tokyo, que hay gente sin hogar, que no es la mas limpia... pero me encanta. Los chiringuitos, los callejones, las tiendas, las luces... muchos locales seguían en su sitio tras cuatro años, y esa pequeña familiaridad agrandó mi sonrisa. Sin duda, Ueno me hacía sentir cómoda. (Y es una de las zonas que seguimos recomendando para alojarse, por el ambiente, lo bien comunicada que está y porque a pesar de lo "raro" es totalmente segura).

Aunque no teníamos mucha hambre, tras la cebada del avión, quisimos recrear nuestra primera cena en Tokyo y nos fuimos directos al pequeño restaurante de sushi llamado Fujiyama (ver mapa), no es el mejor sushi que comimos y a mi el crudo apenas me gusta jeje pero era cuestión de nostalgia (cenamos los dos por 1230¥, 7 platitos).


Y después, a por un taiyaki de crema del chiringuito que había cerca (ver mapa y post de comer en Japón). ¡Que delicia! ¡Que ganas tenía de volver a comerlos! ^_^


Agotados, pero con una sonrisa, volvimos para intentar descansar en el hotel.
Habíamos empezado por una zona ya conocida, donde la sorpresa del primer viaje dejó paso al sentimiento de familiaridad, de sentirte cómodo, de ver que tras cuatro años recuerdas donde estaban tus locales favoritos, de poder disfrutar de todas las cosas que echabas de menos (como la comida)...¿Y sabéis que? ¡Me encanta!





Vuelo y rumbo a Derry

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He de confesar que inicié este viaje algo nerviosa. 
Volvíamos a hacer una ruta en familia y deseaba que todo saliera bien, que mis padres quedaran contentos con el viaje, que cumpliera sus expectativas... A eso se le sumó la huelga de controladores aéreos en Francia y, aunque nuestro vuelo no había sido cancelado, yo no estuve tranquila hasta ver que realmente salíamos rumbo a Dublín.
Que saliéramos con una hora de retraso no me importó, visto lo visto era un buen inicio y dicen que "Lo que bien empieza, bien acaba". Por suerte, en nuestro caso se iba a cumplir. 


Al llegar al aeropuerto de Dublín fuimos siguiendo las indicaciones para recoger nuestra maleta, que no tardó en salir y, tras ello, pregunté en el mostrador de la oficina de turismo por la compañía Sixt, para ir a por nuestro coche (el aeropuerto es pequeño, y estaban todas las oficinas y la salida hacia el transporte juntas).
Pero claro, la mujer me indicó la oficina interna (mas bien un mostrador) y allí que nos pusimos a hacer cola cuando en realidad, al tener ya nuestra reserva, no hacía falta. Por suerte no fue mucho tiempo y un empleado nos indicó a todos los que estábamos esperando "erróneamente" en la cola a donde teníamos que ir en busca del shuttle.
Solo teníamos que salir afuera e ir hacia la zona de taxis. Allí estaba indicado el "apeadero" de los shuttles de todas las compañías, así que tocaba esperar a la nuestra, que por suerte no tardó mucho en venir.

Donde sí tardamos fue en la oficina. Había cola y con cada cliente se estaban la vida... es algo que nunca entenderé, ¡si ya llevas la reserva hecha! En fin, paciencia y a esperar. En ese rato Jordi metió la localización exacta en el Tom Tom para que a la vuelta nos indicara bien el camino, un detalle en el que yo no había caído.

Una vez tramitados todos los papeles, nos dieron un resguardo y tocaba esperar a fuera, al lado de una pequeña caseta donde comprobaban que coche tenían que entregar a cada cliente. Con las llaves en la mano, nos dirigimos al coche (un Renault grande y espacioso) y comprobamos su estado. En la hoja que nos entregaron estaban apuntados los desperfectos que tenía (rascadas, golpes...) y nos dijeron que si veíamos alguno mas, antes de irnos, paráramos en la entrada para anotarlos.

En ese momento no advertimos un boquete que había en los plásticos del retrovisor del lado izquierdo y que no estaba anotado como desperfecto (aunque sí que había anotados unas pequeñas abolladuras encima de la rueda delantera izquierda). Por suerte al entregar el coche lo vieron pero no nos pusieron ningún problema. Supongo que el chico deduciría que los daños se hicieron a la vez.

Ahora sí, ya con nuestro coche y con un hambre voraz (pasaban de las 15h) salimos a comer al Mc Donald's que había fuera del aeropuerto, y que Jordi había fichado previamente. Donde mi madre (y yo, para que engañarnos) se dio el gustazo de volver a comer el pastel de manzana (¡Lo queremos de vuelta aquí! xD).

Entre el retraso del vuelo y la espera por el coche, salíamos algo mas tarde de lo esperado, así que decidimos tirar directos a Derry sin paradas por el camino.
Durante el trayecto empezamos a vislumbrar los paisajes que nos acompañarían esos días: praderas verdes, casas bajitas, campos muy cuidados y llenos de ganado, ovejas... ¡Madre con las ovejas...! ¡Y pensábamos que en Escocia había muchas! Irlanda es el país de estos animales lanudos: en el campo, al lado de la ciudad, al lado del mar... por todo lados.

Cushendall


Solo pasamos por autopista con peaje en la zona mas cercana a Dublín. Según tirábamos hacia el norte, pasamos a carreteras nacionales "pequeñas" pero todas en muy buen estado. Eso sí, todos estábamos esperando que en algún momento apareciera algún cartel señalando el cambio de país, en plan "Bienvenido a Irlanda del Norte" o "Welcome to United Kingdom", ¡y nada de eso! Una simple señal de tráfico, pequeña, avisando que "A partir de ahora la velocidad pasa a indicarse en millas/hora" y listo. ¿Queeee? ¿Ya estamos en Irlanda del Norte? Jordi alucinaba con la falta de anuncios. jeje

Llegamos a Derry sobre las 19h y fuimos directos a aparcar delante del B&B donde nos alojaríamos esa noche.
La zona se veía muy residencial y tranquila, aunque realmente casi todo Derry lucía así. Casas familiares, tonos marrones y grises, nada de edificios muy altos y modernos que rompan la estética... Nos recordó mucho a Inverness.
Tras hacer el check-in y acomodarnos nos acercamos a pie a la zona mas "comercial" y céntrica (Waterloo st, al lado de la muralla). Entre comillas porque a esas horas, entre semana, ya estaba todo cerrado y apenas quedaban uno pubs y algunos restaurantes de fast food abiertos.
Tras echar un ojo, decidimos que cogeríamos mas tarde unas pizzas y nos metimos a disfrutar de nuestras primeras pintas en un pub cuyo interior es precioso.

Derry/Londonderry

Derry/Londonderry


Mientras pedíamos en la barra, uno de los clientes empezó a darnos a conversación, preguntando de donde éramos (Todos suspiran cuando les dices Barcelona jaja. El sol, dicen...), cuanto tiempo íbamos, etc. Se sorprendió mucho al decirle que íbamos a pasar toda la semana en Irlanda del Norte y nos dio las gracias por visitarles. ¡Que majo! Ahí empezamos a notar lo abiertos y agradables que son los irlandeses. 
Una vez sentados, disfrutando de lo buenas que están la Guinness y la Magners, empezamos a escuchar música en directo (casi todos los pubs tienen) y nos quedamos alucinando con la voz de la cantante, una chica jovencita. 
No hay nada como empezar así un viaje por Irlanda. ^_^ Además, Derry nos pareció barato, la cuenta del pub subió solo a 7£.

Derry/Londonderry

Derry/Londonderry


Al salir dimos un pequeño paseo por la calle y cogimos una pizza para comer en el B&B, aprovechando que mis padres tenían sofá en la habitación.
Habíamos visto poco de Irlanda y Derry, pero prometía... Al día siguiente tocaba explorar mas a fondo la ciudad.




IRLANDA del NORTE 2016

Derry, Dunluce Castle y Carrick-a-Red

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Nos despertábamos por primera vez en Irlanda del Norte, concretamente en Derry (Londonderry para los británicos). 
Junto con Belfast, la capital, comparte una historia sangrienta que gira alrededor de los "Troubles", el "Conflicto de Irlanda del Norte", del que intenté leer cuanto pude para poder entender la situación vivida en esa región hasta hace bien poco. Desde la "colonización" por parte de los ingleses (protestantes) en el s.XVII, donde expropiaron tierras y bienes a los irlandeses (católicos), y los marginaron económica y socialmente, pasando por el "Alzamiento de Pascua" (1916) que llevó a la independencia de Irlanda, hasta llegar a los años 70, donde los conflictos en Irlanda del Norte, entre católicos y protestantes se recrudecieron, especialmente en las dos ciudades.

Por edad, recuerdo el I.R.A. en las noticias, pero poco mas. Me pilló la última época, algún atentado, las negociaciones, etc. pero al buscar fotos e información me chocó ver ciertos barrios de esas ciudades transformados en campos de batalla con barricadas. 

No sabíamos que nos encontraríamos actualmente (la claudicación del I.R.A. fue en 2005) y mas aún contando que justo esos días se celebraba el centenario del alzamiento y de la independencia. Pero la verdad es que a nivel del pueblo nosotros no notamos nada. Nadie sacó a relucir el tema, vimos algunos murales en pro del entendimiento, fotos y publicidad mostrando el cambio de Belfast a mejor (para favorecer las visitas), e incluso, alguno en los pubs, nos comentaba si iríamos a los festejos en Dublín en tono de quien recomienda algo a un turista...
Más allá de los radicales que puedan quedar, y de las banderas o murales que hayamos visto en ciertos barrios, queremos pensar que el pueblo irlandés ha avanzado hacia el diálogo y el respeto. O al menos eso nos han transmitido en nuestro viaje.

Derry/Londonderry

Pero nuestra visita empezaba primero con el tema gastronómico: ¡Un Irish breakfast para tomar fuerzas!


Con las pilas cargadas empezamos la ruta por Derry.
El alojamiento estaba cerca de la catedral católica de la ciudad, St.Eugene's Cathedral, que nos sorprendió con unos mega radiadores que la mantenían bien caliente (durante el viaje vimos que en todas las catedrales e iglesias tenían un buen sistema de calefacción), y donde empezamos a ver que allí hay bastante gente religiosa, que va por su cuenta a la iglesia a rezar (no solo cuando hay misa). Así que siempre entramos en silencio y con mucho respeto para no molestar, porque a todas horas nos encontramos con fieles rezando.

Derry/Londonderry


Me gustó mucho el estilo sobrio de las catedrales e iglesias de Irlanda. Y el recinto de ésta, donde había un colegio, es muy bonito.

Cerca de allí se llega a la zona de Bogside, el barrio católico, donde se encuentran los murales y monumentos dedicados a los "Troubles" y a sus víctimas, en especial a las del "Bloody Sunday", cuando un batallón del ejército británico abrió fuego contra una manifestación pacífica matando a 14 personas.
Y allí es donde encontramos el mural de "You are now entering free Derry" (Estas entrando en el Derry libre). Y es que esta parte de la ciudad se declaró "independiente" y durante 3 años la policía no logró entrar, y permaneció bajo el control del I.R.A.

Derry/Londonderry

Derry/Londonderry


En los barrios protestantes también hay murales, pero en Derry solo veríamos los católicos. Sería en Belfast donde veríamos los del otro bando y apreciaríamos ciertas diferencias a la hora de plasmar el conflicto.
Por lo pronto, en los católicos vimos representado el pueblo, en manifestaciones, con proclamas en defensa de los derechos civiles, etc.

Derry/Londonderry


Justo en esa zona hay unas escaleras que suben hasta la parte amurallada de la ciudad y hasta la Bishop's Gate, una de las cuatro puertas a través de las cuales se puede entrar al interior.

Derry/Londonderry


Esta zona intramuros pertenecía a la parte protestante y los juzgados (Courthouse) habían sido un "punto caliente" de altercados.

Derry/Londonderry


Justo detrás, visitamos St.Columb's Cathedral, el templo principal de los protestante en Derry. La entrada era gratis pero no hicimos fotos porque había que pagar para obtener el permiso. Merece mucho la pena, conserva piezas de madera talladas muy bonitas y una colección de banderas pertenecientes a diferentes épocas.

Derry/Londonderry


Al salir subimos a la muralla para recorrer la zona del "Double Bastion", desde donde se puede contemplar el barrio católico.

Derry/Londonderry


Nos llamó la atención la amplitud de la muralla y su buena conservación. Y es que, a día de hoy, el reciento amurallado de Derry es uno de los conjuntos defensivos mejor conservados de Europa.

Derry/Londonderry


Por último, tras tomar un café en la zona de The Diamond (monumento a los cáidos), entramos en las callejuelas del Craft Village. Un coqueto rincón lleno de tiendas y cafés ubicados en una reconstrucción de viviendas del s.XVIII.

Derry/Londonderry

Derry/Londonderry


Tras esta visita dimos por acabada nuestra ruta por la ciudad (aunque hay mas cosas para ver: museos, iglesias, etc.) y, tras abastecernos de aguas y tentempiés en un supermercado de todo a 1£, tomamos rumbo al Temple of Mussenden, imitación del templo romano de Vesta en Tívoli.

Downhill beach


Pero lo que nos trajo aquí fue el inicio de nuestra ruta de Juego de Tronos, en cuyo artículo se puede ver bien cada localización de la serie.
Después de ver y fotografiar la playa ya se nos había echado el mediodía encima y paramos en Coraline a comer. Optamos por un lugar tipo self-service llamado Rocca, donde comimos bien y tenían jarras de agua gratis para ir cogiendo. (Todo por 32,85£)


Como anécdota, después de comer, mi padre se fue solo a un pub a por una pinta y cuando entré a buscarle el camarero me suelta, en ingles: ¿De Barcelona, no? Vamos, que a pesar de que mi padre inglés na de na, ya se lo habían manejado para entenderse y hablar. xD Si es que son muy majos...

Una vez recobradas las fuerzas, seguimos nuestro rumbo a Bushmills, parando en un par de lugares también relacionados con Juego de Tronos.
El primero, las dunas de Portstewart Strand.

Portstewart strand


Y el segundo, el Castillo de Dunluce. Las ruinas de una fortaleza, vinculada a un clan escocés, que se encuentra en unos acantilados.

Dunluce Castle


La entrada es de pago, pero se puede ver los alrededores y bajar para acercarse de forma gratuita. Que es justo lo que hicimos.

Al llegar a Bushmills hicimos check-in en el hotel y, al ver que todavía era pronto, decidimos sobre la siguiente visita. Tras optar por dejar la Calzada de los Gigantes para primera hora del día siguiente (lo que resultó todo un acierto), decidimos descartar la visita a la famosa destilería de whisky (ninguno somos fans de esa bebida) y tomamos rumbo al famoso puente colgante de Carrick-a-rede.

Carrick-a-rede


Para llegar, hay que dejar el coche en un parking gratuito y tomar un sendero en cuyo inicio están las taquillas. Cruzar el puente cuesta 5,9£ por persona, pero si no se tiene intención de cruzarlo se puede pasar sin pagar.
El paseo hasta la zona del puente son unos 15 minutos y los paisajes son muy bonitos.

Una vez se llega al puente es cuando te piden el ticket para poderlo cruzar y llegar a la pequeña isla donde antaño venían los pescadores de salmón.
El puente mide unos 20 metros de longitud y está a una altura de 25 metros aproximadamente. A mi me dan respeto las alturas pero lo pasé bien, sin mirar mucho abajo eso sí. jeje

Carrick-a-rede

Carrick-a-rede
Sin mirar abajo...
Carrick-a-rede
Sin comentarios xD 


























Desde la isla se pueden contemplar los bonitos paisajes de la costa y varias cuevas por donde entra el agua del mar. A Jordi le recordaban a esas pelis de piratas con sus cuevas del tesoro.

Carrick-a-rede


De vuelta al parking (donde unos españoles nos comentaron que venían de la Calzada y estaba a reventar de gente), aprovechamos para ver un par mas de localizaciones de Juego de Tronos: Una pequeña cantera al lado del parking y el puerto de Ballintoy.

Ballintoy

Ballintoy


Y ahora sí, caía la noche y empezaba a ser hora de cenar, al menos en esas latitudes. Así que nos fuimos al pueblo de Bushmills a buscar un restaurante. Pero nos encontramos con que todos estaban cerrados. ¡Y no eran ni las 20h! Lo único que estaba abierto eran chinos, kebabs... fast food para llevar.
Como nos apetecía cenar algo decente regresamos al hotel, donde previamente nos habíamos asegurado de preguntar hasta que hora servían las cenas.
¡Y vamos si cenamos! Allí descubrimos el Beef and Guinness Pie, un estofado de carne buenísimo. (La cena para 4 mas unas pintas de cerveza nos salió por 42,9£)


Con una buena sensación, por todo lo visto y ¡comido! nos fuimos a descansar. A la mañana siguiente tocaba madrugar para intentar ver el "must" del viaje sin mucha gente...



Calzada de los Gigantes y ruta hasta Cushendall

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Y llegó uno de los grandes momentos del viaje: Mi padre cumpliría su sueño de pisar la Calzada de los Gigantes. 

Lo primero que hice esa mañana fue comprobar el tiempo. Hacía frío, estaba nublado y soplaba bastante viento pero ¡no llovía! Con eso me conformaba.
A las 8h estábamos devorando ya nuestro Irish breakfast para salir pronto hacia la calzada, que estaba a poco minutos del hotel. Madrugar estando tan cerca valió la pena, puesto que pudimos conseguir fotos como esta: ¡Sin gente!

Calzada de los Gigantes


En el post de "Tips" (consejos) contamos como accedimos sin necesidad de pagar, tras dejar el coche en el parking y tomar directamente el camino que baja hasta la calzada. (Hay otras rutas, como una que se ve desde arriba la calzada, pero nosotros queríamos hacer la que te permitía pisarla.)
Desde el centro de visitantes hasta el destino hay aproximadamente un kilómetro que se puede hacer a pie o bien en bus, pagando 2£. Como a esa hora todavía no funcionaba el bus decidimos bajar a pie, y la verdad es que se hace ameno y el paisaje es bonito. Tanto nos gustó, que de subida también decidimos regresar caminando. Y, de paso, quemábamos las calorías del desayuno. jeje

Calzada de los Gigantes


Aunque las columnas de basalto con forma hexagonal se encuentran a lo largo del litoral del condado, es aquí donde se ubica una gran concentración de ellas (cerca de 40 mil) y es lo que le confiere un aspecto tan espectacular. Eso sí, aclarar que la zona no es una extensión enorme de km de columnas, es mas bien como una cala, pero con un paisaje único.

Calzada de los Gigantes

Calzada de los Gigantes


Cuesta creer que de unas erupciones volcánicas puedan salir formaciones hexagonales casi perfectas, así que no es de extrañar que surgieran las leyendas de los gigantes de por medio. Y también se entiende porque forma parte del Patrimonio de la Humanidad.

Calzada de los Gigantes


Estuvimos un buen rato haciendo fotos y paseando por el par de "lenguas" que hay con estas formaciones sin apenas gente. Y aunque no podíamos caminar por todo el tramo, debido al fuerte oleaje, disfrutamos mucho del momento. 

Calzada de los Gigantes

Calzada de los Gigantes


Como detalle, había un vigilante atento de que las personas no se acercaran a la zona de riesgo por las olas e indicando por donde subir a la segunda zona de rocas. No es complicado pero supongo que por la humedad del día vigilan que no te la pegues.

Calzada de los Gigantes


Cuando sentimos que ya habíamos cumplido nuestro objetivo, volvimos a enfilar el camino de regreso. A mitad de camino, al mirar atrás, vimos que de repente estaba saliendo el sol. ¿En serio? ¿Ahora? Por unos instantes nos dio pena el perdernos la zona iluminada por los rayos del sol. Pero solo unos instantes... lo que tardamos en ver la cantidad de gente que ya se estaba acumulando mas la que bajaba hacia la calzada, tanto a pie como en bus, y recordar la frase que el día anterior nos dijeron los españoles que nos cruzamos: ¡La Calzada estaba a petar de gente! Bien... para nosotros no lo estuvo. ^_^

Calzada de los Gigantes


Tras esto, proseguimos nuestra ruta del día visitando algunos lugares asociados a Juego de Tronos y que se pueden consultar en el artículo dedicado.

Primero, el hotel/pub "The Fullerton Arms", donde nos tomamos unas pintas.

Y después, la famosa carretera "The Dark Hedges", con sus enormes árboles que se han hecho famosos gracias a la serie y por lo cual nos fue imposible hacer fotos sin personas o coches. Es uno de los lugares de rodaje donde mas gente encontramos.

The Dark Hedges


Nuestra siguiente parada era Cushendun y, aunque podríamos haber ido de forma mas directa por el interior, optamos por retroceder un poco para tomar una carretera "escénica" con bonitas vistas.
Para ello fuimos hasta Ballycastle, una población grandecita (para los estándares de la zona), donde aprovechamos para parar a comer. Como datos curiosos, desde esta población Marconi mandó el primer mensaje de telégrafo sin hilos, y aquí nacieron los actores de Juego de Tronos que interpretan a Catelyn y Varys.
Localizamos una especie de cafetería donde servían platos calientes y comimos unos "Irish Stew" (estofado) muy buenos y baratos (20£ los cuatro).

Tras la comida, iniciamos nuestra ruta por la "Torr Road", una carretera sinuosa y muy estrecha que recorre la costa y que ofrece unos bonitos paisajes. Aunque a nosotros nos empezó a llover un poco y tampoco habían muchos sitios donde pararse... así que no hicimos muchas fotos pero lo disfrutamos.

Torr rd


Al llegar a Cushendun visitamos las cuevas que salen en la serie, y dimos una vuelta por la pequeña población donde pudimos ver casas con la típica forma de "cottage" y, como no, ¡muchas ovejas!.

Cushendun

Cushendun


Llegamos muy pronto a nuestro alojamiento, en las afueras de Cushendall, rodeado de campos con mas ovejas y con unos paisajes muy bonitos.

Cushendall

Cushendall


Como no pudimos hacer todavía el check-in (básicamente porque en casa no había nadie XD), decidimos ir a explorar el pueblo, que resultó ser mas pequeño de lo esperado. Una iglesia, una torre  (que había sido una antigua prisión) y poco mas... Así que, como encima llovía, nos metimos en un restaurante a por unas pintas y, de paso, a informarnos sobre la hora de la cena.

Cushendall

Cushendall


Al llegar la hora del check-in regresamos al B&B. La dueña resultó ser muy acogedora y, tras preguntarnos a que hora queríamos el desayuno y mostrarnos todas nuestras dependencias, le comentamos que regresábamos al pueblo a cenar (donde, por cierto, mas tarde la veríamos entrar con su hija a la iglesia... realmente la gente allí es devota y va cuando puede).

A pesar de no haber sitios muy baratos para comer, la verdad es que cenamos de maravilla. Irlanda nos seguía sorprendiendo en ese sentido. Desde la crema de pescado, al rissotto, hasta un plato de pollo con puré y mil cosas mas de guarnición... estaba todo delicioso. El restaurante Harry's nos salió por 47£ los cuatro, con alguna pinta de cerveza incluida.


La lluvia nos había acompañado en la última parte del día, pero pudimos disfrutar de lo mas importante, así que estábamos contentos.
Reconozco que para este día calculé mal los tiempos y podríamos haber hecho algo mas. Quizás visitar algo en Ballycastle o hacer alguna parada en la ruta escénica (a pesar de la llovizna), incluso haber dormido mas adelante y así, al día siguiente, poder ver alguna zona más del rodaje de Juego de Tronos... Pero como es algo de lo que me di cuenta allí, ya no pudimos modificarlo, así que optamos por las pintas de Guinness y el relax, que tampoco resultaron mal plan. ;)




JAPÓN 2016

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Preparación: Todo los detalles a tener en cuenta antes de partir.
Kumano Kodo: Preparativos para visitar la zona.
Kumano Kodo: Consejos y Conclusiones.
Alojamientos: Resumen de los Hoteles/hostels dónde nos hemos alojado.
Comiendo por Japón: Más allá del Sushi
Comiendo por Japón II: Recomendaciones
TIPS: consejos para viajar a Japón
Japón: Transporte de larga distancia
Japón: Transporte de cercanías
Friki Mapa

Día 1: Vuelo y llegada a Tokyo
Día 2: Tokyo (Tsukiji, Roppongi, Ginza y Tokyo sta)
Día 3: Tokyo
Día 4: Tokyo
Día 5: Nagoya- Magome
Día 6: Ruta Nakasendo- Ise
Día 7: Ise- Kumano Kodo (Yunomine onsen)
Día 8: Kumano Kodo
Día 9: Nachi-Osaka
Día 10: Osaka
Día 11: Osaka (Universal Studios)
Día 12: Osaka- Kyoto
Día 13: Himeji-Kobe (Noche en Kyoto)
Día 14: Kyoto
Día 15: Kyoto
Día 16: Hikone (Noche en Kyoto)
Día 17: Kyoto-Kawaguchiko (Mt Fuji)
Día 18: Kawaguchiko-Tokyo
Día 19: Tokyo
Día 20: Kamakura-Yokohama (Noche en Tokyo)
Día 21: Tokyo
Día 22: Tokyo y vuelo por la noche

EN CONSTRUCCIÓN...


También puedes leer nuestro viaje a Japón 2012

Tokyo (Tsukiji, Roppongi, Ginza y Tokyo Station)

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Como era de esperar, el jet lag impidió que descansáramos bien esa noche, por eso había pensado un plan que no exigiría empezar con un ritmo frenético.

Tras prepararnos con calma y comprar nuestro primer desayuno en el 7 eleven, fuimos al metro donde nos sacamos una PASMO cada uno (IC Card que nos permitiría pagar el transporte en gran parte de las ciudades) y las cargamos con 3000¥.
Con el tramite hecho, cogimos la línea de metro Hibiya que nos dejaría en la parada de Tsukiji.
En este día visitaríamos algunas zonas de la ciudad que se quedaron fuera de nuestro planning en 2012, y la primera sería el mercado mas famoso de Japón, al menos para los extranjeros.
Nota: Hace años que está previsto su traslado, al menos el de la zona de mayoristas, pero nuevamente ha quedado aplazado, sin fecha fija. A futuros visitantes, recomendamos informarse sobre el tema, no sea que les pille la época de cierre y traslado.

Tsukiji


Tsukiji engloba un gran mercado mayorista de pescado, frutas y verduras, junto con una zona exterior llena de pequeñas tiendas, con productos variados y pintorescos, y de pequeños restaurantes donde la gente suele ir a desayunar sushi muy fresco (aunque también hay otro tipo de comida, como fritos, ramen, etc.).
Por otro lado, son famosas sus subastas de atún, a las que cada vez cuesta mas acceder. Las plazas son limitadas (120 al día) y la gente cada vez hace cola mas temprano para conseguir su número de entrada (últimamente la gente va sobre las 3:00h... una locura vamos).

Como no estábamos dispuestos a acampar en Tsukuji para ver la subasta, y tampoco nos atraía la idea de desayunar sushi, fuimos con la calma.
Al salir de la parada de metro está ya el destino indicado y en un corto paseo se llega a la zona exterior del mercado. Ésta es quizás la parte que mas me atrae, pues hay variedad de productos, comida, etc.

Tsukiji
Tsukiji

En la calle que separa la zona exterior de la interior se encuentra el punto de información. Allí nos dieron un mapa y nos comentaron que a las 10:00h abrían el mercado mayorista a los visitantes, así que, como faltaba poco, nos fuimos a hacer cola.
En esa zona hay que tener cuidado con los carritos de transporte, porque están trabajando y van a toda leche. Además, en parte del trayecto hay personas de seguridad indicando por donde hay que pasar para minimizar percances.
A partir de las 10:00h es cuando la actividad comercial decae y por eso dejan entrar, para que el flujo cada vez mayor de turistas no perjudique el negocio. Aún así, lo suyo es intentar no molestar ni colapsar los estrechos pasillos.

Nos llamó la atención lo viejo y destartalado que se ve todo. Cuesta creer que sea el mercado más importante de la región de Tokyo. Y más allá de poder ver alguna especie rara, o poder contemplar como cortaban un atún con katana (una actividad que creo que todos buscamos ver, pero que dependerá de si cuadras con una venta...), la verdad es que tampoco es uno de los mercados que mas nos haya gustado.
Después de todo está encarado a mayoristas, y se nota que molestas en muchos momentos, aunque intentes evitarlo. Personalmente, disfruté mas la parte exterior.

Tsukiji
Tsukiji

De vuelta a la calle, aquello era un caos, había tantísima gente que decidimos irnos sin cotillear mas por los puestos. Demasiado agobio.
Así que, cogimos el metro y nos bajamos en una parada cercana a la Torre de Tokyo, y en un breve paseo llegamos a la emblemática torre. Aunque reconozco que me gusta mas admirarla por la noche, desde alguno de los múltiples lugares de la ciudad desde donde se vislumbra. Porque, aunque es mas grande que la torre Eiffel y tiene colorido, no dispone de unos "Campos Elíseos" que dejen contemplarla desde la cercanía.

Tokyo Tower

En el edificio de su base se encuentra un mini parque temático de One Piece, junto con su tienda y restaurante temático. No pagamos por entrar, porque no somos fans de la serie, pero nos hicimos unas fotillos para mandar a unos amigos que sí lo son.
También se puede subir a sus miradores (900 y 1600¥), pero preferimos subir al Tocho que es gratis y desde él se ve, precisamente, la torre.

Tokyo Tower
Tokyo Tower

Saliendo de la torre nos encontramos con uno de los grupos de la empresa "MariCar", que ofrece rutas por Tokyo en Kart, disfrazados de personajes del famoso videojuego. No es raro encontrarlos por esa zona o Shibuya, y la actividad pinta muy divertida. Aunque eso lo dejamos por si alguna vez vamos en grupo con los amigos.

Tokyo Tower

Desde allí nos acercamos al templo Zojoji, seleccionado por el shogun Ieyasu Tokugawa como templo familiar y que albergaría su mausoleo, tiene también las vistas mas bonitas a la torre en la cercanía. (La entrada es gratuita).

Zojoji

Apunte Friki: En este templo se grabaron escenas de un entierro de la película "Lobezno Inmortal".

Zojoji
Zojoji

Y fue en este templo donde vimos por primera vez, aunque no por última, a niños (de 3 y 5 años) y niñas (de 3 y 7 años) en kimono para celebrar el Shichigosan.
Esta festividad es muy importante en Japón y en ella se hace un ritual por el bienestar de los niños. (Ver mas información en Japonismo)
El día principal es el 15 de noviembre, pero como han de acudir al santuario los padres con los pequeños, cada familia escoge el fin de semana de noviembre que le viene mejor.
¿Pero si el Shichigosan es fiesta sintoísta, como es que en el templo budista de Zojoji había? Suponemos que se debe a que allí ambas religiones han llegado a compartir algunos terrenos, y es fácil encontrar santuarios dentro de la zona de templo budista (como el de Sensoji).
Aunque es una festividad familiar, la verdad es que los padres, tras acercarnos con respeto, no nos pusieron ninguna objeción a que les hiciéramos fotos a los niños, incluso algunos me pidieron que me pusiera yo para tenerla ellos de recuerdo.

Zojoji
Zojoji

Los pequeños van preciosos, especialmente las niñas de 7 años, que ya parecen unas mujercitas. Los mas pequeños hacen gracia intentando caminar con las sandalias o tirándolas por ahí. jeje
Y tras varios días de verlos en santuarios, nos dimos cuenta que todo el mundo, incluso japoneses, hacían fotos y los padres no se molestaban, aunque siempre preferíamos preguntar.

Dentro del templo estaban preparando cosas para la ceremonia y me indicaron que, si me descalzaba, podía subir a la parte lateral. Y como era la primera vez que me permitían hacerlo, ni lo dudé. jeje

Zojoji
Zojoji

Tras un buen rato contemplando a los peques en kimono y recorriendo el recinto del templo, cogimos el metro hasta Roppongi donde nos pegamos una pequeña caminata hasta el Gonpachi de Nishiazabu, restaurante que sirvió de inspiración para el rodaje de Kill Bill. En concreto la Casa de las Hojas Azules, donde la Novia lucha contra O-Ren y los 88 maníacos (recrearon el lugar en un estudio de shangai).

Roppongi

Comimos bien, pero es algo mas caro que los restaurantes a los que solemos ir. Nosotros escogimos
Oyakodon (800¥) y Tempura con arroz (1670¥), todo muy bueno pero resultó una comida cara. Tienen también muchas tapas, pero picando acabas dejándote bastantes yens.


Regresamos andando hasta Roppongi Hills, al lado del metro. Es una zona llena de edificios altos de cristal (apartamentos, oficinas, centros comerciales, museos de arte...) entre los que destaca la Mori Tower por su mirador (bastante caro).

También hay una zona ajardinada en la que estaban realizando un festival de agradecimiento a la gente del campo que cultiva y produce la comida (con música, mascotas raras, juegos...) y los estudios de la Asahi TV, donde te permiten entrar a la planta baja y ver alguna exposición de sus series.
La lástima es que la exposición de Doraemons que tenían en el exterior la quitaron en verano...

RoppongiRoppongi
Roppongi

Estuvimos paseando por la feria, el centro comercial (donde vimos un spa para perros... los japos no dejan de sorprender), los jardines, etc. Es una mini ciudad, pero la verdad es que tampoco nos llamó mucho la atención, y como no somos de museos de arte, decidimos irnos a pasear a otra zona.

Hicimos una parada en Shiodome para ver las famosas luces de Navidad, pero hice mal el cálculo de los días y todavía faltaba una semana para su encendido, eso sí, pudimos ver el famoso reloj de Ghibli. ^_^

Shiodome

Como nuestro destino era Tokyo Station optamos por ir dando un paseo por Ginza. Al ser fin de semana la calle principal estaba todavía cortada al tráfico y pudimos hacer alguna foto desde el centro, con todo iluminado, aunque nos fue por los pelos porque al cabo de nada la reabrieron (tanto Ginza como Akihabara cierran su calle principal los fines de semana para hacerla peatonal. Akihabara creo que es los domingos en concreto).

Ginza
Ginza

Ginza ya la habíamos visto, y básicamente es la 5ta avenida de Tokyo: tiendas y tiendas caras de las que solo miramos los escaparates, ferraris por las calles...
Paseando llegamos a la zona de Marunouchi, donde su calle principal (Nakadori) y los patios de los edificios estaban adornados con luces de Navidad. ¡Precioso!.

Ginza
Ginza

Al poco llegamos a la estación central de Tokyo, cuya fachada de estilo holandés no pudimos ver la primera vez por estar tapada por las obras (que todavía están acabando).
Allí cambiamos el voucher del JRPass por los pases y aprovechamos para preguntar a la chica de la oficina por el Character Street y el Ramen Street, dos zonas del centro comercial que queríamos ver. En seguida nos sacó un mapa y nos las señaló. ¡Sí, sí, un mapa! En Japón las estaciones pueden albergar centros comerciales, y en las grandes llega a haber incluso 2 o 3, conectados por túneles... una mini ciudad vaya.

Tokyo Station

Mapa en mano llegamos al Character Street, una zona con tiendas frikis en la que nos lo pasamos genial y donde hicimos las primeras compras en la Donguri Garden (cadena de tiendas Ghibli, que se encuentran en muchas zonas comerciales principales de Japón, (ver mapa).

¿Alguna de mi quinta que se acuerde de Lady Oscar? ^_^


Tras las compras nos fuimos al Ramen Street, la zona que tiene varios restaurantes de este plato y escogimos uno que los hacia de la variedad Tonkotsu, nuestro favorito.
En todos había cola, pero no tuvimos que esperar mucho. En la mayoría compras el ticket en una máquina que tienen fuera, donde escoges el tipo de plato que quieres y al entrar lo entregas. El ramen estaba muy bueno y en esas fechas que hace fresquito entra genial (1760¥ los dos, con agua fresquita, nosotros siempre pedimos agua, que es gratis).


Y aquí finalizó nuestro primer día recorriendo Tokyo.
La verdad es que, aunque nos gustó ver todas esas zonas, tampoco nos arrepentimos de haberlas quitado del planning en el primer viaje. En especial Roppongi, que no nos llamó para nada la atención.
Son zonas que quedan algo a desmano del resto de barrios, así que si hay que priorizar, yo me centraría en otros lugares de la ciudad, aunque eso va a gustos, como siempre...
Lo que mas nos gustó fue Zojoji y la iluminación de Navidad.

Al día siguiente seguiríamos viendo Tokyo con la calma. De nuevo, tradición, modernidad y frikismo en un solo día...


Tokyo (Asakusa, Ueno, Akihabara)

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Segundo día que nos despertábamos en Japón y yo seguía sin dormir apenas. Por aquel entonces pensé que sería un jet lag normal (hasta entonces solo lo había sufrido 2 o 3 días como máximo), pero por desgracia no fue así. En este viaje llegó a durarme una semana, con el consiguiente agotamiento que comporta.
Por suerte, los primeros días en Tokyo serían en plan relax y, si convenía, pararíamos a descansar sin remordimientos de estarnos perdiendo visitas.

Tras las novedades del primer día, volveríamos a visitar barrios ya conocidos pero con algunos puntos nuevos.

Nos levantamos pronto, nos hicimos con el desayuno de turno en el conbini y rumbo al barrio tradicional de Asakusa, donde la "Puerta del Trueno" (Kaminarimon) daba entrada al recinto del Sensoji, el templo budista mas antiguo de Tokyo.

Asakusa

En el primer viaje fuimos por la tarde y estaba a reventar de gente. Esta vez se podía caminar bien, pero eso sí, las tiendas de Nakamise (la calle comercial que va de la Kaminarimon hasta el templo) estaban cerradas, demasiado pronto.

Asakusa

Pudimos disfrutar del templo tranquilamente, observar los detalles de la pintura, la decoración...

Asakusa

Asakusa

Contemplar el pequeño jardín con el estanque.

Asakusa

Asakusa

Y en la zona del Santuario (este es un claro ejemplo de convivencia de ambas religiones) volvimos a encontrarnos con peques vestidos para celebrar el Shichigosan. Pedimos permiso para las fotos, aunque aquí estaban mas por la labor de ir a la ceremonia, así que no hay tantos posados. A mi me encantaron los trajes de los niños.

Asakusa

Justo al lado del santuario había un montón de chiringuitos de comida. No sabemos si por el festival (creemos que sí) o si están los fines de semana... En cualquier caso, era muy temprano y acabábamos de desayunar, así que no caímos en la tentación de empezar a probar pinchitos.

Asakusa

Cuando nos fuimos empezaban a abrir las tiendas de artesanía, souvenirs, dulces, etc. de Nakamise, sin embargo, nosotros estábamos interesados en otra calle, la perpendicular a Nakamise, justo antes de entrar al templo, llamada Denbouin. En ella se pueden ver tiendas cuyo aspecto nos trasladan a la época Edo, al Japón feudal. Las hay de artesanía, comida, etc. Por desgracia muchas estaban todavía cerradas, en especial un local famoso por sus croquetas japonesas.

Asakusa

Continuamos caminando en dirección a la calle Kappabashi. Eso nos permitió callejear por el barrio y encontrarnos con algún teatro tradicional, cuyo vendedor de tickets era una monada. ;)
Asakusa pertenece al antiguo barrio de Shitamachi (ciudad baja), que se formó en el periodo Edo y donde se concentraban los teatros de Kabuki de la época. Con la restauración Meiji y la posterior reconstrucción de la posguerra ha seguido albergando teatros y otros entretenimientos.

Asakusa

Justo enfrente del teatro regentado por el felino, hay un Don Quijote, una famosa cadena que vende una variedad enorme de objetos y a precios baratos. Es curioso entrar a cotillear, aunque algunas secciones agobian de lo apretujadas que están. Echamos un vistazo y Jordi no pudo resistirse a probar ciertos gorros...


De ahí acabamos llegando a Kappabashi dori, la calle que alberga muchas tiendas mayoristas de objetos de restauración, en especial las réplicas de comida de plástico que se ven en los restaurantes. Pero, a pesar que ya eran mas de las 10:00h, la mayoría de tiendas estaban cerradas. ¿Abrirían mas tarde? ¿Cerradas por ser domingo? Ni idea... Así que la pateada sirvió de poco.

Regresamos a pie hasta la zona de Asakusa, aunque mi idea era hacer un tramo en el Panda Bus, pero al llegar a la parada leemos que dejó de funcionar en agosto (y así lo pone en la web). Genial... Mi gozo en un pozo. No sabía que me dolía mas, si la pateada del siglo o no montarme en un bus con forma de panda...¡Vale, sí! ¡El panda! :(
Pues nada, al final la pateada para NO ver tiendas en Kappabashi y NO montarnos en el bus fue guapa, pero bueno, no siempre todo sale bien.
Por suerte nadie había movido de su sitio las estatuas de las oficinas de Bandai, nuestra siguiente parada.


Las oficinas estaban cerradas, pero tampoco hay un museo ni nada por estilo, así que poco mas se puede hacer a parte de las fotos de rigor.

Al volver a la zona del templo ya se había llenado de gente y optamos por renunciar a ver las tiendas (era agobiante), e irnos a Ueno para visitar algo mas relajados.
Primero nos fuimos a la oficina JR de la estación, para reservar los trenes que pillaríamos los próximos días. Como siempre, rápido y muy eficientes.
Y como justo en frente está el Yamashiroya, una tienda grande de juguetes, no nos pudimos contener. ^_^


Al salir de la tienda nos acercamos a un rincón del parque Ueno: el Museo Shitamachi (300¥).
Es muy pequeño, pero en él se puede ver una muestra de como se vivía en ese "barrio" desde finales de la época Edo hasta antes de la 2da Guerra Mundial, tras la cual quedó devastado. En él vivían comerciantes, artesanos, marineros y fue el centro comercial de la capital así como del entretenimiento, como vimos con los teatros.

Ueno

Al entrar se nos ofreció una mujer a hacer de guía gratis, pertenece al staff del museo y, aunque a veces costaba de entender su inglés, nos vinieron muy bien sus explicaciones. El museo consta de la reconstrucción de un par de casas, pero ella nos comentó como era todo el barrio, como se disponían los servicios comunes, nos enseñó muchos detalles que no hubiéramos visto (iba abriendo cajones y mostrando kimonos, objetos cotidianos, etc.).

UenoUeno
























Sin sus explicaciones, la visita hubiera sido echar un vistazo y poco mas, porque apenas hay carteles, así que nos hubiera sabido a muy poco. Pero ella nos lo hizo muy ameno e interesante. Y, aunque en la foto sale seria, os aseguro que era muy divertida y afable.

Ueno

En la segunda planta ya fuimos por libre, hay una pequeña exposición de juegos antiguos e información de como evolucionó el mundo del teatro y entretenimiento a lo largo de los años en Shitamachi. A nosotros nos gustó mas la planta inferior.

Al salir ya tocaba comer y optamos por probar un restaurante de Shabu Shabu que tenía menú "barato" al medio día. Fue toda una experiencia (donde la liamos un poco por no entender del todo a la chica que nos explicó como iba xD) pero no acabó de convencernos como para repetir. Aunque suponemos que los caros han de estar mucho mejor. Nos salió por 2667¥ con agua, y comiendo poco porque no teníamos mucha hambre, con un hambre normal la cuenta hubiera subido bastante mas, en especial si apetece carne.


Era pronto para ir a nuestro último destino del día y el cansancio hacía mella en mi. Pensamos en pasear tranquilos por Ameyoko, pero eso un domingo y en temporada alta resultó ser deporte de riesgo. ¡Madre que de gente! Jordi propuso ir un rato a descansar tranquilos al hotel y raro en mi...¡acepté! Así estaría yo.
Realmente no dormí, no era la intención, pero me vino bien el parón. Y con algo mas de fuerzas, al rato emprendimos rumbo a Akihabara, el barrio friki mas famoso de Tokyo.
Luces, electrónica, videojuegos, maidos... sin duda un cambio radical a la tradicional Asakusa.

Cuando llegamos todavía estaba cortada la calle principal, lo que facilita la movilidad.
Tras echar un ojo a las cafeterías de AKB48 y Gundam, nos fuimos a visitar algunas tiendas de videojuegos, anime, figuritas... Bueno quien dice ver, dice llorar un rato mientras ves los precios de las Masterpiece de Transformers o de los Caballeros del Zodiaco GOD Edition.


En donde Jordi lo pasó muy bien fue en la mega tienda de Softmap, porque estaban promocionando las Oculus Rift y se las dejaron probar durante 20 minutos.

Akihabara

Pues eso, de una mañana tradicional, a un final tecnológico y friki... Tampoco había estado mal el día, a pesar de las pateadas infructuosas. jeje

Akihabara

No tenía yo el cuerpo para deambular mas, así que tiramos de cenita en el conbini (como echo de menos los onigiris y nikuman de pizza o curry...), hicimos la colada y relax para mirar de coger fuerzas.

Al día siguiente seguiríamos disfrutando de la dualidad de Tokyo. ^_^




Calzada de los Gigantes y ruta hasta Cushendall

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Y llegó uno de los grandes momentos del viaje: Mi padre cumpliría su sueño de pisar la Calzada de los Gigantes. 

Lo primero que hice esa mañana fue comprobar el tiempo. Hacía frío, estaba nublado y soplaba bastante viento pero ¡no llovía! Con eso me conformaba.
A las 8h estábamos devorando ya nuestro Irish breakfast para salir pronto hacia la calzada, que estaba a poco minutos del hotel. Madrugar estando tan cerca valió la pena, puesto que pudimos conseguir fotos como esta: ¡Sin gente!

Calzada de los Gigantes


En el post de "Tips" (consejos) contamos como accedimos sin necesidad de pagar, tras dejar el coche en el parking y tomar directamente el camino que baja hasta la calzada. (Hay otras rutas, como una que se ve desde arriba la calzada, pero nosotros queríamos hacer la que te permitía pisarla.)
Desde el centro de visitantes hasta el destino hay aproximadamente un kilómetro que se puede hacer a pie o bien en bus, pagando 2£. Como a esa hora todavía no funcionaba el bus decidimos bajar a pie, y la verdad es que se hace ameno y el paisaje es bonito. Tanto nos gustó, que de subida también decidimos regresar caminando. Y, de paso, quemábamos las calorías del desayuno. jeje

Calzada de los Gigantes


Aunque las columnas de basalto con forma hexagonal se encuentran a lo largo del litoral del condado, es aquí donde se ubica una gran concentración de ellas (cerca de 40 mil) y es lo que le confiere un aspecto tan espectacular. Eso sí, aclarar que la zona no es una extensión enorme de km de columnas, es mas bien como una cala, pero con un paisaje único.

Calzada de los Gigantes

Calzada de los Gigantes


Cuesta creer que de unas erupciones volcánicas puedan salir formaciones hexagonales casi perfectas, así que no es de extrañar que surgieran las leyendas de los gigantes de por medio. Y también se entiende porque forma parte del Patrimonio de la Humanidad.

Calzada de los Gigantes


Estuvimos un buen rato haciendo fotos y paseando por el par de "lenguas" que hay con estas formaciones sin apenas gente. Y aunque no podíamos caminar por todo el tramo, debido al fuerte oleaje, disfrutamos mucho del momento. 

Calzada de los Gigantes

Calzada de los Gigantes


Como detalle, había un vigilante atento de que las personas no se acercaran a la zona de riesgo por las olas e indicando por donde subir a la segunda zona de rocas. No es complicado pero supongo que por la humedad del día vigilan que no te la pegues.

Calzada de los Gigantes


Cuando sentimos que ya habíamos cumplido nuestro objetivo, volvimos a enfilar el camino de regreso. A mitad de camino, al mirar atrás, vimos que de repente estaba saliendo el sol. ¿En serio? ¿Ahora? Por unos instantes nos dio pena el perdernos la zona iluminada por los rayos del sol. Pero solo unos instantes... lo que tardamos en ver la cantidad de gente que ya se estaba acumulando mas la que bajaba hacia la calzada, tanto a pie como en bus, y recordar la frase que el día anterior nos dijeron los españoles que nos cruzamos: ¡La Calzada estaba a petar de gente! Bien... para nosotros no lo estuvo. ^_^

Calzada de los Gigantes


Tras esto, proseguimos nuestra ruta del día visitando algunos lugares asociados a Juego de Tronos y que se pueden consultar en el artículo dedicado.

Primero, el hotel/pub "The Fullerton Arms", donde nos tomamos unas pintas.

Y después, la famosa carretera "The Dark Hedges", con sus enormes árboles que se han hecho famosos gracias a la serie y por lo cual nos fue imposible hacer fotos sin personas o coches. Es uno de los lugares de rodaje donde mas gente encontramos.

The Dark Hedges


Nuestra siguiente parada era Cushendun y, aunque podríamos haber ido de forma mas directa por el interior, optamos por retroceder un poco para tomar una carretera "escénica" con bonitas vistas.
Para ello fuimos hasta Ballycastle, una población grandecita (para los estándares de la zona), donde aprovechamos para parar a comer. Como datos curiosos, desde esta población Marconi mandó el primer mensaje de telégrafo sin hilos, y aquí nacieron los actores de Juego de Tronos que interpretan a Catelyn y Varys.
Localizamos una especie de cafetería donde servían platos calientes y comimos unos "Irish Stew" (estofado) muy buenos y baratos (20£ los cuatro).

Tras la comida, iniciamos nuestra ruta por la "Torr Road", una carretera sinuosa y muy estrecha que recorre la costa y que ofrece unos bonitos paisajes. Aunque a nosotros nos empezó a llover un poco y tampoco habían muchos sitios donde pararse... así que no hicimos muchas fotos pero lo disfrutamos.

Torr rd


Al llegar a Cushendun visitamos las cuevas que salen en la serie, y dimos una vuelta por la pequeña población donde pudimos ver casas con la típica forma de "cottage" y, como no, ¡muchas ovejas!.

Cushendun

Cushendun


Llegamos muy pronto a nuestro alojamiento, en las afueras de Cushendall, rodeado de campos con mas ovejas y con unos paisajes muy bonitos.

Cushendall

Cushendall


Como no pudimos hacer todavía el check-in (básicamente porque en casa no había nadie XD), decidimos ir a explorar el pueblo, que resultó ser mas pequeño de lo esperado. Una iglesia, una torre  (que había sido una antigua prisión) y poco mas... Así que, como encima llovía, nos metimos en un restaurante a por unas pintas y, de paso, a informarnos sobre la hora de la cena.

Cushendall

Cushendall


Al llegar la hora del check-in regresamos al B&B. La dueña resultó ser muy acogedora y, tras preguntarnos a que hora queríamos el desayuno y mostrarnos todas nuestras dependencias, le comentamos que regresábamos al pueblo a cenar (donde, por cierto, mas tarde la veríamos entrar con su hija a la iglesia... realmente la gente allí es devota y va cuando puede).

A pesar de no haber sitios muy baratos para comer, la verdad es que cenamos de maravilla. Irlanda nos seguía sorprendiendo en ese sentido. Desde la crema de pescado, al rissotto, hasta un plato de pollo con puré y mil cosas mas de guarnición... estaba todo delicioso. El restaurante Harry's nos salió por 47£ los cuatro, con alguna pinta de cerveza incluida.


La lluvia nos había acompañado en la última parte del día, pero pudimos disfrutar de lo mas importante, así que estábamos contentos.
Reconozco que para este día calculé mal los tiempos y podríamos haber hecho algo mas. Quizás visitar algo en Ballycastle o hacer alguna parada en la ruta escénica (a pesar de la llovizna), incluso haber dormido mas adelante y así, al día siguiente, poder ver alguna zona más del rodaje de Juego de Tronos... Pero como es algo de lo que me di cuenta allí, ya no pudimos modificarlo, así que optamos por las pintas de Guinness y el relax, que tampoco resultaron mal plan. ;)




Ruta costera hasta Carrickfergus y Belfast

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Este día amaneció con temporal.
Aunque no llovía mucho, la fuerza del viento que azotaba el exterior hizo que nos tomáramos con calma el desayuno mientras Jordi se mentalizaba de lo que le esperaba al volante.
Un desayuno delicioso, por cierto: Irish breakfast completito, frutas, cereales... pero lo que nos llamó la atención fue la variedad de pan casero que no ofrecieron. ¡Una maravilla!

En un momento en que parecían aflojar la inclemencias meteorológicas, decidimos despedirnos de la agradable familia y empezar nuestra ruta por la costa Antrim.

Carrickfergus


Una zona muy bonita, llena de valles y acantilados que, sin embargo, no pudimos disfrutar todo lo que hubiéramos querido a causa del tiempo. Aunque el viento amainó, la lluvia y una densa niebla evitaron que pudiéramos parar a ver uno de los escenarios de Juego de Tronos que teníamos anotados y tuvimos que conformarnos con ir comentando los bonitos pueblos por los que pasábamos, los acantilados verdes, lo poco que se vislumbraba de los valles...

Hasta llegar a la zona del "Muro" donde si pudimos parar a hacer unas fotos.

El Muro


Nuestra siguiente parada sería en la población de Carrickfergus, bastante grande comparada con los pueblos que veníamos viendo, donde aparcamos al lado de su mayor atracción: el castillo normando del s.XII, que resulta ser el mas grande y mejor conservado de Irlanda. Además, durante la II G.M. sirvió de refugio antiaéreo para la población.

Carrickfergus


Hay varios parkings cerca del castillo, pero justo el de al lado es gratis. Además, en el castillo nos hicieron precio de familia (a pesar de no haber niños) y en vez de 5£ cada uno, pagamos 13£ por los cuatro.
Dentro la información está en inglés pero por 1£ puedes comprar una guía en español.

Carrickfergus

Carrickfergus


El castillo no es muy grande y no se tarda mucho en verlo, pero tiene una zona didáctica para niños donde aprenden sobre la vida en el castillo en sus distintas épocas y las diferentes invasiones sufridas a través de vídeos, juegos, etc.
Y en lo alto de la torre, donde llegas tras ver las diferentes estancias y sus usos, nos encontramos con una sala con juegos a tamaño gigante. No entendimos muy bien porque los tenían allí pero no pudimos evitar animarnos. jeje

Carrickfergus

Carrickfergus


Cuando salimos ya se nos había echado encima (casi pasado) la hora de comer, así que, tras una pequeña vuelta por la zona, decidimos ir al Mc Donald's que había justo al lado del parking. Y al salir nos pasamos por el Sainsbury (una cadena de supermercados) a por fruta y cosillas para desayunar, ya que en Belfast estaríamos dos días de apartamento.

Aunque la capital se encontraba cerca, tardamos bastante en lograr entrar debido al tráfico, y es que, a esas horas, la gente debía estar volviendo de trabajar y la autopista estaba saturada.
Sin embargo, aprovechamos que entrábamos por la zona oeste para visitar la, desafortunadamente, famosa "Peace Line" (Línea de la Paz).

Belfast


Se trata de un "muro" o frontera que separa el barrio católico de Falls Road y el protestante de Shankill Road. Punto caliente durante el conflicto y donde hubo una verdadera batalla campal en los años 60. Tal es así que familias católicas abandonaron sus casas por miedo a las agresiones.
Hoy en día se conservan las puertas, abiertas, y la alambrada de espino que pudimos ver también rodeando ciertos edificios.

Belfast


Aunque aquí también hay muchos murales sobre el conflicto, la zona se encontraba en obras e intentar aparcar (mas el tráfico de hora punta) resultaba estresante. Así que, como en Derry ya habíamos visto los murales católicos y en Belfast hay otro barrio protestante de interés, optamos por irnos al apartamento a dejar el coche.
Eso sí, esta zona estaba llena de banderas irlandesas. No sabemos si están siempre o era para conmemorar el centenario de la independencia.

Ya nos llamó la atención en Derry, pero en Belfast lo constatamos: las ciudades allí son "bajitas". Es decir, nada de grandes edificios y pisos. Obviamente, alguno hay en el centro, pero en general los barrios son muy residenciales, casas de pocos apartamentos, con sitio para aparcar, jardines...

Belfast


Habíamos llegado antes de la hora acordada y no había nadie, así que dejamos el coche en la plaza de parking correspondiente al apartamento (estaban numeradas) y nos fuimos a dar un paseo.
Como había ganas de tomar unas pintas, fuimos a un local cerca de allí que es todo un símbolo en Belfast, el "The Crown Liquor Saloon".

Belfast


Un pub de la época victoriana que conserva su decoración de madera y mármol, además de unos "reservados" muy coquetos que, por desgracia, estaban todos llenos.

Belfast


Allí aproveché la Wi-Fi gratis para enviarle un mail al dueño del apartamento que me respondió rápidamente y quedamos en vernos al cabo de poco.
Así que apuramos las pintas, nos acercamos a hacer el Check-In y volvimos a las calles de Belfast para seguir descubriendo sus rincones.
Cerca de allí teníamos Sandy Row, otra zona protestante llena de murales unionistas y banderas británicas.

Belfast


A parte de los memoriales a personas "caídas por la causa" o "asesinadas por el enemigo", también vimos algún mural con encapuchados y ametralladoras. En comparación con los murales católicos de Derry, más de reivindicación social, los unionistas nos parecieron algo más bélicos.

Al llegar al final de la calle, o más bien al inicio puesto que la recorrimos al revés, encontramos el mural principal. Aquí me llevé una sorpresa porque en teoría tenía que haber un mural enorme de un paramilitar armado y la frase "You are now entering loyalist Sandy Row". Haciendo una especie de contra-propaganda del cartel en Derry.
En su lugar hay un mural dedicado al rey Guillermo de Orange, uno de los implicados en la historia de británicos contra irlandeses, y cuyo nombre adopta el grupo radical unionista que sigue haciendo desfiles hoy en día: los Orangistas.

Belfast


En una placa que hay justo al lado se puede ver una foto del mural anterior y se explica que tras el proceso de paz se pactó el cambio de ciertos murales mas agresivos.
Esa zona y, en menor medida, la del apartamento quizás parecían algo mas descuidadas, aunque no por ello sentimos en ningún momento sensación de inseguridad. Pero de ahí nos fuimos acercando mas al centro y el aspecto de la ciudad mejoró.
Pasamos por el lado de la Opera House, uno de los principales teatros de la ciudad, de estilo victoriano.

Belfast


Y nos llamó la atención el precioso edificio de la Church House, sede de la Iglesia Presbiteriana de Irlanda, pero que a su vez alberga un mini centro comercial (donde encontramos una tienda friki). Nos sigue pareciendo curioso como fusionan el tema eclesiástico con el comercial...

Belfast


Cerca de ahí nos encontramos con el City Hall (Ayuntamiento), un magnifico edificio que tendríamos la oportunidad de visitar al día siguiente, y que a esas horas empezaba a iluminarse.

Belfast


Esa zona es muy comercial, está llena de tiendas de todo tipo, restaurantes... Nos metimos en un pub muy coqueto a hacer tiempo para que al salir Jordi se recreara en su sesión de fotos nocturnas.
Aquí nos llamó la atención de nuevo la amabilidad de la gente, en este caso de los taxistas. Es una zona llena de taxis que van arrancando y parando. Un par de ellos llegaron a pararse delante de nosotros, pero al ver el trípode con la cámara en seguida se movieron para dejarnos la vista al ayuntamiento libre. ¡Todo un detalle!

Belfast


Como parte del equipo quería una cena ligera, a base de frutas, regresamos al apartamento y el resto compramos la nuestra en el Tesco que había a pocos metros.
Cenamos tranquilos en el espacioso apartamento comentando el día y haciendo planes para el siguiente, donde seguiríamos descubriendo la capital de Irlanda del Norte.





Recorriendo Belfast

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Este día lo dedicaríamos entero a Belfast y empezamos por una visita para mi madre: El jardín botánico. Y es que le encantan las plantas, así que no dudé en ponerlo en la ruta a pesar de estar un poco mas alejado del resto de los lugares de interés.

Desayunamos en el apartamento y nos acercamos a pie, unos diez minutos, pasando primero por la Universidad, un bonito edificio de estilo Tudor.

Belfast

El jardín botánico es en realidad un parque bastante grande que alberga algunas zonas especiales. Una de ellas, el Tropical Ravine, se encontraba en obras así que nos conformamos con el Palm House, un invernadero de hierro y cristal muy llamativo. 
La entrada es gratis y cuesta hacer fotos en alguna zona ya que, debido al calor y, en mayor medida, al alto índice de humedad, el cristal del objetivo se empaña en, literalmente, un par de segundos.

Belfast

Belfast


Tras un rato disfrutando del "pulmón" de Belfast tocaba regresar al centro. Les pregunté si querían hacerlo en bus puesto que a pie eran unos 20 min. pero nada, habíamos desayunado bien y tenían ganas de descubrir la ciudad andando.
Nuestra siguiente parada fue en la iglesia católica St. Malachy's. Aunque por fuera no llama mucho la atención, el interior es bonito y es que, al parecer, se inspiraron en la abadía de Westminster. Además, esta iglesia destaca por estar distribuida a lo ancho, en lugar de a lo largo como estamos acostumbrados.

Belfast


Cerca de allí se encuentra el St. George Market, que nos sorprendió gratamente por la variedad que ofrece: típico mercado de "víveres", de antigüedades, de artesanía, zona de gastronomía... ¡Tiene de todo!
Además, como al día siguiente celebraban la Pascua, organizaban juegos de búsqueda de huevos para los niños.

Belfast


Desde aquí nos acercamos a la Oficina de Turismo que hay justo en frente del Ayuntamiento para preguntar por las visitas guiadas a éste.
Allí nos informaron que no hacía falta reservar, solo teníamos que entrar unos 15 minutos antes y apuntarnos al tour, totalmente gratis. Como el siguiente era a las 14h decidimos ir a tomar algo, pero nos encontramos con todos los pubs cerrados con un cartel avisando que, al ser Viernes Santo, no podían abrir para servir alcohol hasta la tarde. ¡Flipa! 
Así que cambiamos el tomar algo por comer pronto y buscamos un lugar que no fuera cadena de fast food. 
Optamos por una hamburguesería que se anunciaba como la mejor de Belfast... Bueno, no estuvo mal, pero no era nada del otro mundo y por el precio (31,40£ los cuatro) casi mejor haber ido al fast food. Es más, por la tarde descubriríamos que en el Victoria Center (un centro comercial cercano) había un Five Guys, una cadena de burgers que descubrimos en nuestro viaje a USA y que es buena y barata. Lástima no haberlo sabido antes.

Unos 15 minutos antes del tour entramos al Ayuntamiento, donde no tuvimos que pasar ningún control de seguridad, y nos apuntamos en recepción.
El tour es en inglés, pero el guía hablaba a un ritmo entendible y pronunciaba bien (suponemos que acostumbrado a que su público es mayormente extranjero). Y aunque no se sepa inglés, solo por ver el edificio merece mucho la pena.

Belfast


En el vestíbulo y en la escalinata nos habló de la historia de la ciudad, su origen, el como se formó el ayuntamiento y de donde salió el dinero para construirlo...

Belfast


Pasamos por la antesala del Pleno, donde nos contó el protocolo que se sigue para abrir las sesiones y la ceremonia que rige en los plenos más importantes (como por ejemplo, cuando se inviste un nuevo alcalde) y pudimos ver algunas joyas usadas en estos. Y en la propia sala plenaria nos pudimos sentar en las cómodas butacas de los regidores (a diferencia del Parlamento de Londres donde no nos dejaron sentar).

Belfast


Ahí nos habló de como se constituye el Ayuntamiento y su funcionamiento. También respondió a preguntas sobre la actualidad política en Irlanda del Norte y, lo que mas le gustó a Jordi, ¡nos dejó sentar en el sillón del alcalde!

Belfast
Jordi, alcalde de Belfast por... unos 15 segundos.


Durante toda la visita nos hacía fijar en los detalles de la madera. ¡Y es que el Ayuntamiento fue decorado por la misma persona que se encargó de decorar el Titanic!
De hecho, en un gran salón conservan una cómoda original que tenía que haber ido en el camerino del capitán del Titanic, pero que se salvó del hundimiento porque no lo acabaron a tiempo.

Belfast


También nos comentó el como salvaron la vidrieras de uno de los salones de actos durante la II G.M., cuando el edificio sufrió el estallido de una bomba, que actos pueden celebrarse allí, etc.
En total fueron 45 minutos muy entretenidos y salimos maravillados por la belleza interior del edificio.
Al finalizar el tour te dejan en una zona donde hay cafetería, baños, fuentes de agua...

Tras la visita tocaba acercarnos a la zona de los astilleros Harland & Wolf, donde se había construido el Titanic. Eran unos 20-30 min. a pie pero el grupo seguía con energía y se animaron a dar el paseo.
Lo primero que vimos dentro de la zona, fue el SS Nomadic. Lo que tiene de especial este barco es que es la única embarcación superviviente de la White Star Line, la compañía propietaria del Titanic.
Se puede entrar a verlo por 7£ o pagando la entrada general del centro de visitantes del Titanic que cuesta 17£ (+3£ la audioguía), pero nosotros ya habíamos decidido no pagar. El Nomadic es pequeño y sobre el Titanic ya hemos leído mucha información y visto muchos documentales, así que preferimos hacer una visita mas panorámica.

Belfast


Desde aquí pudimos contemplar a Samson y Goliath, dos grúas enormes que dominan el skyline de Belfast y que muestran el poderío que los astilleros tuvieron antaño en esta ciudad, donde la industria que giraba alrededor de la construcción de barcos era un pilar de la economía de la zona.
Por cierto, en 2003 fueron declaradas Monumento Histórico de Irlanda del Norte.

Belfast


Cerca de allí se encuentra el centro de visitantes, con una forma particular. Las esquinas recuerdan la proa de un barco. Se puede entrar a la zona de cafetería, tienda, etc. aunque no vayas a pagar por la exposición.
Y allí mi padre le compró a mi madre cierto colgante, muy bonito, con una gema azul en forma de corazón, con una condición: ¡Que no se lo ponga si algún día van de crucero! :-)

Belfast


Saliendo del centro de visitantes por el lado opuesto se encuentra la zona donde se construyeron los barcos de clase Olympic de la Harland & Wolf: El RMS Olympic, el RMS Titanic y el HMHS Britannic (aunque este último debía llamarse originalmente RMS Gigantic).
De hecho, los dos primeros se construyeron casi en paralelo, siendo botado primero el Olympic, gemelo del Titanic. Y, aunque el Titanic fue considerado el barco de pasajeros mas grande del mundo en el momento de su construcción, eso es porque el tamaño de un buque se mide por tonelaje y, aunque el Olympic y el Titanic compartían medidas, el segundo pesaba un poco mas.
El Titanic es, probablemente, el barco mas famoso del mundo. Esta fama viene por ser el mas grande en su momento, por el desastre que ocurrió en su viaje inaugural, por las grandes fortunas que viajaban en él y por su consideración de insumergible. Aun así, el suyo no fue el mayor naufragio de la historia, ni siquiera en tiempos de paz.

En el suelo está marcado por donde discurrían los astilleros así como la silueta de ambos barcos. La del Olympic está rellena por una secuencia de zonas de cemento y césped que te indican la proporción de supervivientes y fallecidos de cada clase en el desastre del Titanic. Y en la de éste último se pueden ver marcadas en el suelo donde se ubicaban diferentes partes del barco, como las chimeneas o los botes salvavidas. Las dos siluetas son a tamaño real, es decir que puedes pasearte por ellas haciéndote una idea de la proporción de esos barcos.

Belfast


Y al llegar a la proa Jordi insistió en que teníamos que hacernos la dichosa foto. U.U En fin...

Belfast


Bueno, tras un rato leyendo la información, analizando y comentando todo lo que ya sabíamos sobre el hundimiento mas conocido de la historia, tocaba volver al centro. ¡Y nuevamente me dijeron que a pie! Que se note que estamos en forma leches. jeje
Pasamos por el Victoria Center, un centro comercial con un mirador en su parte central bastante peculiar y gratis. Desde allí se ven las famosas grúas, pero la verdad es que el resto de ciudad no es que tenga un skyline destacable.

Belfast

Belfast


De vuelta a la calle comercial, que da al City Hall, aprovechamos para comprar unos pocos souvenirs y reírnos con el humor irlandés y las pullas hacia los ingleses. No olvidaremos esa camiseta que ponía: Titanic, construido por irlandeses, hundido por un inglés. ¡Zasca! O.O
En fin, a esas alturas nos merecíamos unas buenas pintas, porque vaya pateada nos metimos, y por suerte los pubs sí que abrieron por la tarde/noche.


Ahí decidimos que cenaríamos en el apartamento para poder descansar, ya que al día siguiente volvíamos a estar en ruta. Así que cada cual se buscó su cena por allí cerca (Subway, kebab, etc. Hay de todo al lado del alojamiento), dejamos todo recogido y a descansar.
La próxima jornada nos esperaba un recorrido por las tierras norteñas de Juego de Tronos. ^_^




Tokyo (Yoyogi, Harajuku, Shibuya)

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En nuestro primer viaje visitamos todas estas zonas en domingo, como suele aconsejarse a los turistas. 
En especial, el Santuario Meiji para ver bodas, Yoyogi para ver a los rockabillis y Harajuku para encontrarse jóvenes de diferentes tribus urbanas y, tal vez, algún cosplayer (aunque éstos últimos se han ido trasladando a Odaiba, por aquello de estar mas tranquilos).
¿El lado negativo? La aglomeración de gente. En Takeshita apenas pudimos ver las tiendas, era tal la marea de gente que, sencillamente, seguías su curso calle abajo.

Así que, esta vez decidimos ir en lunes para disfrutar un poco mas de los rincones, las tiendas y el callejeo. Es cierto que no encontramos tanta gente "curiosa" como la primera vez (donde incluso vimos una concentración de huskies disfrazados), pero tuvimos alguna grata sorpresa y la tranquilidad de pasear sin agobios.

yoyogi

Nuestra primera visita fue al Santuario Meiji, cuya entrada al recinto la marca una gran torii de madera.

Siguiendo el sendero, rodeados de grandes árboles, pasamos por unos bidones enormes de sake y también cubas de vino que son ofrendas a los dioses. Y vimos una de las tantas imágenes curiosas que nos regalan los "jardineros" en Japón. En esta ocasión, barría hasta la mas mínima hoja del camino de piedras. La dedicación que tienen hacia los jardines, recintos de los templos, etc. me sigue fascinando.

yoyogi
yoyogi

Tras unos minutos caminando, otra torii enorme nos sigue indicando la entrada al recinto sagrado y llegamos a la fuente donde se realizan las purificaciones.

yoyogi
yoyogi

Este santuario está consagrado a las almas del Emperador Meiji y a su mujer, el emperador que realizó la transición del Japón feudal a su apertura a occidente en 1868.
Para la consagración fueron donados 100.000 árboles que forman el tranquilo bosque por el que paseamos.

yoyogi

Están preparando el templo para su centenario, en 2020, y nos encontramos un monje, micro en mano, anunciando la recogida de fondos para la reforma que están llevando a cabo (justo cuando fuimos no afectaba a ninguna parte principal del templo, pero estarán en obras hasta octubre 2019).
El tema era que tu pagabas 3000¥ y podías firmar en una placa metálica que iría en el tejado del templo. ¡Pues ojo que había gente firmando!
Tenemos entendido que en Japón las religiones se auto financian, cosa que nos parece genial, pero ver un monje vendiendo el chiringuito con el micro resultó curioso.

yoyogi

La otra sorpresa fue encontrarnos con muchos peques celebrando el Shichigosan. ¿Un Lunes? ¿No tienen colegio? En fin, que al final resulta que vimos mas de los esperados. ^_^
Nuevamente pedimos permiso para las fotos y hasta me hicieron ponerme con ellos en algún caso. A muchos padres se les ve orgullosos cuando les dices que van preciosos, y es que no quiero saber lo que debe costar alquilar esos trajes...


Tras un buen rato admirando el ir y venir de esos pequeños kimonos, nos acercamos al parque Yoyogi, donde pudimos contemplar un poco del deseado momiji. El contraste del color amarillo era especialmente bonito.

yoyogi
yoyogi

Nos quedamos en la zona de la entrada, puesto que el parque es enorme, y vimos a familias haciéndose fotos y también a sus mascotas. Todo un show ver como intentan hacer posar al chihuahua vestidito mientras las amigas no paran de repetir: ¡Kawaii!

Y abandonamos la tranquilidad del templo y del parque para adentrarnos en la jungla comercial de Takeshita Dori. La vistosa calle que alberga tiendas de diferentes tribus urbanas y una infinidad de creperias que me tentaban, pero a las que tuve que resistirme. Ese día íbamos a comer pronto en un local al que tenía ganas.
Había gente, en Takeshita siempre hay gente, pero pudimos pasear e incluso nos aventuramos a entrar al Daiso, cadena de todo 100¥, a chafardear y comprar algunos encargos.

Harajuku
Harajuku

Hacia el mediodía nos acercamos a la avenida de Omotesando, para localizar en sus callejuelas el restaurante Lou, donde comimos unas gyozas muy buenas y apenas tuvimos que hacer cola (en fin de semana se nos antoja que habrá mucha mas gente).


Omotesando es una gran avenida arbolada que alberga un montón de tiendas de marca, restaurantes, centros comerciales de moda... A quien le guste la temática, debe acercarse a Omotesando Hills, un centro comercial enorme y al Tokyu Plaza que, además, tiene un jardín en la terraza de la sexta planta.
Nosotros, para no perder la costumbre, preferimos acercarnos al KiddyLand y perdernos de nuevo entre merchandising de las series y películas que mas nos gustan.

Después cogimos metro hasta Shibuya y salimos por la famosa salida de Hachiko. ¿Quien no conoce la historia de este fiel akita inu? Es un punto muy concurrido, tanto por turistas que buscan la foto, como por los jóvenes que lo usan como referencia para quedar (aunque no se yo si es buena idea con tanta gente...). Además, esa placita alberga el punto de información de Shibuya (dentro de un vagón de metro antiguo) y da acceso directo al famoso cruce... Vamos, una locura de lugar.

Shibuya

Entré al punto de información a por un mapa y para preguntar por algunos lugares de interés y tomamos rumbo al edificio de la Tower Records, donde habían instalado un bar temático, temporal, de Dragon Ball. Pero nos decepcionó un poco: Algún póster, algo de merchandising, la comida muy cara para lo que era, no estaba para nada ambientando... así que no nos quedamos.
Con todo esto se había puesto a llover así que la mejor opción, en un barrio lleno de tiendas y centros comerciales, era ponernos a cubierto y cotillear el ambiente. Eso sí, en los centros comerciales no suelen dejar hacer fotos, así que cuidadín. Nosotros en las tiendas preguntábamos.

El famoso 109, lleno de tiendas de moda de muchos estilos diferentes, nos dejó mas bien fríos. Sin duda, no es lo nuestro. Sin embargo, la tienda Disney y su gran ambientación ya nos gustó mucho mas. ^_^ Es increíble ver que la mayoría de artículos están orientados para adultos, no para niños.

Shibuya
Shibuya

Cuando la lluvia amainó un poco, aprovechamos para pasar por el cruce mas transitado del mundo y subir al mirador del edificio Hikari, desde donde se puede observar Shibuya de forma gratuita. Aunque el cruce queda algo lejos, impresiona ver todas las pantallas, el bullicio... Eso sí, seguimos opinando que no iguala a Times Square, en cuanto a luces se refiere.

Shibuya

Al salir del Hikari fuimos en busca de un pequeño reducto de tranquilidad entre toda la exuberancia de Shibuya: Nonbei Yokocho.

Son poco mas que un par de callejones silenciosos, al cobijo de las vías del tren, donde uno puede verse transportado al ambiente de la posguerra.
Bares minúsculos, donde apenas caben seis clientes, farolillos, poca luz... Son rincones que nos encanta visitar. Aunque la mayoría de locales ya se veían llenos, se supone que son buenos lugares donde tomar unos pinchos (yakitoris por ejemplo). Eso sí, no había ningún cartel en inglés, a diferencia de otro "yokocho" que visitamos en Shinjuku donde incluso ponían "turistas bienvenidos" en algunos locales. Así que no sabemos si algunos prefieren "guardar" su reducido aforo para la clientela habitual y de ahí que otros especifiquen que entremos... como teníamos otros planes para la cena, no probamos a entrar y, por tanto, no pudimos comprobarlo. (Si alguien ha estado en esos locales, que nos comente que tal fue. ;) )

Shibuya

ShibuyaShibuya

























Volvimos a la locura del cruce, y esta vez subimos a la parte superior del famoso Starbucks para seguir haciendo fotos.
Se puede subir a través de las escaleras mecánicas del centro comercial, así que no hace falta consumir nada. Ahora bien, nos pusimos en un rincón intentando no molestar a los clientes y no alargamos mucho nuestra estancia.
Si se prefiere estar con tiempo, lo suyo sería consumir y agenciarse un buen sitio en el mirador. Pero habíamos decidido cenar pronto, así que un par de fotos y andando.

Shibuya

Al salir del Starbucks nos adentramos en el Center Gai, una calle peatonal justo al lado de la cafetería, lugar de nacimiento de muchas tendencias de moda en Japón. Lleno de tiendas, cafeterías, discotecas... es fácil ver a tribus urbanas como las Gyaru. Aunque un lunes y lloviendo a ratos igual no fue el mejor momento para ello.

Shibuya

En una de las calles que dan al Center Gai se encuentra el Genki Sushi, justo donde quería ir a cenar.
Al llegar nos apuntaron en la lista de espera y cuando nos tocó, nos dieron el número de asiento al que teníamos que ir. Se trata de un restaurante de sushi giratorio y no tienen mesas, solo asientos delante de la barra, con lo cual, no es ideal para ir en grupo (a menos que no importe sentarse separados).
En este local has de pedir todo el sushi a través de la pantalla, que se puede poner en inglés, y te llega en una plataforma que se detiene justo delante de ti.


Nos pareció muy divertido y además tienen sushi cocinado y otros platos, con lo que resulta ideal para los que no les guste el pescado crudo. Para beber, puedes pedirla a través de la pantalla o bien coger por tu cuenta el agua o té, que es gratis.
El precio depende del tipo de sushi, pero hay mucha variedad del barato (120¥), nosotros comimos 10 platos y pagamos 1290¥. No teníamos un apetito voraz ese día, pero incluso comiendo mas, no sale para nada caro.
Sin duda, una buena opción barata dentro del mundo del sushi, que obviamente no será la TOP, pero te permite saciarte sin dejarte la cartera. Además, el sistema automático tiene su gracia.


Tras la cena, volvimos a Ueno donde nos aprovisionamos en el conbini para el día siguiente: bebidas, desayuno y algún snack.
Tocaba madrugar e iniciar la ruta por el país, así que nos aseguramos de llevar todo con nosotros y no correr a la mañana siguiente.

Preparamos la mochila que se vendría con nosotros durante 5 días, dejamos la maleta en recepción, donde nos ayudaron a tramitar el envío a Osaka (1512¥) y a descansar.
¡Nagoya y Nakasendo nos esperaban!



Nagoya - Magome

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Sonó el despertador bien temprano y este día no había tiempo para remolonear. A las 7:00h queríamos estar en la estación para no tener que correr en nuestro trasbordo hacia el shinkansen que nos llevaría a Nagoya. 
Por suerte, habíamos dejado cerrado el tema maletas el día anterior, así que: mochilas, check out con un "hasta pronto" (volveríamos al final del viaje) y rumbo a la estación. Hoy el desayuno sería en el tren.

Estaba emocionada porque me apetecía mucho salir de Tokyo. Descubrir lugares nuevos, adentrarnos en zonas rurales mas tranquilas... seguir viendo otro Japón. ¡Y como no, algo más de momiji!.

Nagoya Castle

Nuestro objetivo principal realmente era Nakasendo, un camino imperial de la época Edo del cual se conserva un tramo en el valle de Kiso.
La idea era dormir en una de las aldeas (Magome) y al día siguiente disfrutar con calma de la ruta de senderismo. 
Así que, como esas poblaciones son muy pequeñas y nos sobraría tiempo, decidimos parar primero a ver algo en Nagoya, que es justo donde tendríamos que realizar un cambio de tren.

Nagoya es la cuarta ciudad mas poblada de Japón y tiene varias atracciones turísticas a parte de su castillo: museos, jardines, templos...
Pero teníamos claro que no queríamos correr, así que el objetivo era visitar el castillo y ya decidiríamos si algo mas en base a la hora. 

¿Que decir del viaje en shinkansen? Puntual, cómodo... Los revisores saludando al entrar y salir... No se porque, me hizo ilusión volver a ver ese detalle. Fue como: ¡No han cambiado! jeje Lo malo es que estaba nublado y no pudimos ver el Fuji desde el tren.
En poco menos de dos horas estábamos en la enorme estación de Nagoya. Localizamos unas taquillas donde dejar la pesada mochila, nos hicimos con un mapa en la oficina de turismo, donde nos indicaron muy bien tema transporte, horarios, precios, etc... y al metro rumbo al castillo. 

Nagoya Castle

Algo que nos llamó la atención de Nagoya es que, en general, tenía un perfil de edificios más bajos que no Tokyo. 
Además, la zona del castillo tiene avenidas anchas, sin carteles luminosos, menos saturado todo. Para rematar, cuando empezamos a entrar al recinto nos cruzamos varias veces con ancianos que estaban haciendo ejercicio y todos nos saludaron con una sonrisa. ¡Saludar en una ciudad! Nos chocó muy gratamente. ^_^ ¿Será que allí van a otro ritmo que no en la capital?

La entrada al castillo cuesta 500¥ y pudimos visitar los jardines, el palacio y la torre principal de la fortaleza.
Los jardines son bastante grandes y albergan una pequeña casa de té tradicional. En ellos pudimos contemplar algunos tonos rojizos del otoño.

Nagoya Castle
Nagoya Castle

Como siempre, una maravilla pasear por entornos verdes tan cuidados. Justo ahí vimos unos jardineros subidos a los árboles, podándolos meticulosamente, como si fueran bonsais enormes. Desviaron su concentración tan solo un segundo, el necesario para responder con una sonrisa y una ligera inclinación de cabeza a nuestra petición de hacerles fotos.

Nagoya Castle
Nagoya Castle

Nos alejamos del jardín para adentrarnos en la zona fortificada. Dos fosos, con sus murallas y torres de defensa protegían el que llegó a ser uno de los grandes castillos de la época Edo.

Nagoya Castle

Sin embargo, poco queda ya del castillo original, tras sufrir los bombardeos de la II Guerra Mundial. La torre del castillo fue reconstruida en 1959, pero de hormigón y acero, nada que ver con los materiales originales. Dentro alberga un moderno museo donde explica, en inglés, la historia del inicio de la época Edo y sus grandes personajes, la del castillo y la ciudad en sí... Se distribuye en varias plantas, pero al ser moderno tiene ascensor y las escaleras son anchas.
Las zonas que más me gustaron fueron unas en las que recrean algunas casas y comercios de la época antigua y la planta superior, donde se encuentra el mirador desde el cual se puede admirar las vistas a la ciudad.

Nagoya Castle
Nagoya Castle

Preferimos ver los castillos tal y como eran, aunque eso conlleve que estén vacíos, pero la verdad es que aprendimos bastante historia con esa exposición. Una cosa compensó la otra.

La visita que mas nos gustó fue la del palacio, la zona residencial de los señores feudales y donde hacían las audiencias.
En 2009 iniciaron un proyecto para reconstruirlo con los mismos materiales y técnicas que se usaban en el pasado, incluyendo las pinturas que lo adornan. A día de hoy ya se puede ver acabado gran parte del edificio y calculan que lo finalizarán del todo en 2018. También se habla de reconstruir para 2026 la torre del castillo de la misma forma, pero no sabemos si se llevará a cabo.

Como el suelo del palacio es de madera y tatami, nos hicieron descalzar y dejar la mochila en una taquilla, para evitar golpear las finas paredes.
Nos dieron un folleto explicativo y en cada sala también había paneles en inglés.
La recreación nos pareció una maravilla, en especial las pinturas. Disfrutamos mucho la visita y aprendimos un poco sobre el protocolo que se seguía en las audiencias y visitas al señor feudal.

Nagoya Castle
Nagoya Castle

Para rematar la interesante mañana, en el patio nos encontramos a dos grupos de artistas que venían a anunciar sus espectáculos de fin de semana. Unos eran ninjas y otros samurais, todos dispuestos a hacerse fotos con los visitantes e intercambiar cuatro palabras con los extranjeros. Y yo que no me corto un pelo... xD

Nagoya Castle
Nagoya Castle

Y entre jardines, castillos, palacios, y guerreros se nos había echado encima la hora de comer. Tras revisar los horarios de trenes y las posibles visitas y sus distancias, decidimos regresar a la estación para comer tranquilos en el Mc y comprar todo lo necesario para cenar y desayunar en Magome. Aunque Nagoya tenía mas por ofrecer, nos dábamos por satisfechos.

Solo faltaba llegar a Magome, uno de los "poblados de posta" (Post Town) que se conservan de la ruta Nakasendo y donde te sientes transportado a la época Edo. (Explicaremos mas detalles en el siguiente post)
Para ello teníamos que combinar el tren desde Nagoya a Nakatsugawa y de ahí los horarios de bus hasta Magome. Un detalle importante, puesto que algunos buses solo circulan en fin de semana, otros los días laborables...
Llegamos con tiempo a Nakatsugawa, una población pequeña, cuya estación es minúscula. Justo en frente, las paradas de los buses, donde encontramos señalizada la ruta de Magome.
Nos metimos en la oficina de turismo, a coger unos panfletos de la ruta, cotillear la tienda con sus productos típicos y entrar en calor. Se notaba que nos habíamos trasladado a una zona de montaña interior. Por cierto, había una tienda tipo conbini, pero nosotros ya habíamos hecho la compra en Nagoya.

Poco antes de llegar el bus nos fuimos a la pequeña parada, donde vi que estaba explicado en inglés el funcionamiento del bus (subir por detrás, coger el ticket que indica con un número la zona donde te has subido y preparar el importe exacto para pagar al bajar por la puerta delantera. Si no se dispone del importe exacto, en la misma máquina de pago uno puede conseguir cambio). Pues aún así, había un chico australiano, que iba también a Magome, que no se aclaraba una vez subido al bus. Así que, me acerqué a ayudarle y ya entablamos conversación hasta allí.
El bus nos dejó en la calle principal de Magome, justo al lado de la parte histórica pero sin formar parte de ésta. Eran las 17:30h y las tiendas ya estaban cerrando. Le preguntamos a una mujer por nuestro alojamiento, que resultó ser el mismo del australiano, y nos indicó que fuéramos un poco mas atrás de la parada del bus.
Allí nos encontramos con la calle histórica empedrada, señalizada con un gran cartel donde indicaba las tiendas y alojamientos.
Es una calle con bastante pendiente y nuestro minshuku (alojamiento) estaba bastante arriba, pero la belleza de la zona nos hizo olvidar a los tres el último esfuerzo a realizar en ese día.

MagomeMagome
Magome

El Magome Chaya nos encantó (ver artículo de alojamientos), pero si algo hizo especial esa noche fue el poder salir a pasear en absoluto silencio y disfrutar de la tranquilidad del lugar.

Magome

La mayoría de personas no suelen pernoctar ahí. En vez de parar a ver Nagoya o Matsumoto (la otra vía de entrada a la zona), van directos a Magome o Tsumago, hacen la ruta a pie y siguen rumbo a Kyoto o Tokyo... Pero los viajeros de "Mochileros 2.0" y "Mad About Travel" me habían recomendado la experiencia y la verdad que nos encantó.
No apto para gente que no sepa disfrutar de la quietud, de lugares donde a partir de las 18h no hay nada ya por hacer, mas que contemplar la noche y darse un buen baño en el ofuro. ¡A nosotros nos encanta!

Magome

Tras el baño bajamos a cenar al salón, donde nos encontramos con otros huéspedes que habían optado por traer también su cena, incluido el australiano, aunque en su caso la ingesta se redujo a unas cuantas cervezas. ¡Flipante!
Dimos cuenta de nuestros bentos (eran katsudon de miso, típico de Nagoya. Estaba bueno, pero algo fuerte de sabor) disfrutando de una divertida compañía, y tras unas cuantas historias y anécdotas nos despedimos para ir a relajarnos a la habitación.
Al día siguiente podríamos explorar la aldea a fondo y realizar una ruta de senderismo preciosa.

Magome




Recorriendo Belfast

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Este día lo dedicaríamos entero a Belfast y empezamos por una visita para mi madre: El jardín botánico. Y es que le encantan las plantas, así que no dudé en ponerlo en la ruta a pesar de estar un poco mas alejado del resto de los lugares de interés.

Desayunamos en el apartamento y nos acercamos a pie, unos diez minutos, pasando primero por la Universidad, un bonito edificio de estilo Tudor.

Belfast

El jardín botánico es en realidad un parque bastante grande que alberga algunas zonas especiales. Una de ellas, el Tropical Ravine, se encontraba en obras así que nos conformamos con el Palm House, un invernadero de hierro y cristal muy llamativo. 
La entrada es gratis y cuesta hacer fotos en alguna zona ya que, debido al calor y, en mayor medida, al alto índice de humedad, el cristal del objetivo se empaña en, literalmente, un par de segundos.

Belfast

Belfast


Tras un rato disfrutando del "pulmón" de Belfast tocaba regresar al centro. Les pregunté si querían hacerlo en bus puesto que a pie eran unos 20 min. pero nada, habíamos desayunado bien y tenían ganas de descubrir la ciudad andando.
Nuestra siguiente parada fue en la iglesia católica St. Malachy's. Aunque por fuera no llama mucho la atención, el interior es bonito y es que, al parecer, se inspiraron en la abadía de Westminster. Además, esta iglesia destaca por estar distribuida a lo ancho, en lugar de a lo largo como estamos acostumbrados.

Belfast


Cerca de allí se encuentra el St. George Market, que nos sorprendió gratamente por la variedad que ofrece: típico mercado de "víveres", de antigüedades, de artesanía, zona de gastronomía... ¡Tiene de todo!
Además, como al día siguiente celebraban la Pascua, organizaban juegos de búsqueda de huevos para los niños.

Belfast


Desde aquí nos acercamos a la Oficina de Turismo que hay justo en frente del Ayuntamiento para preguntar por las visitas guiadas a éste.
Allí nos informaron que no hacía falta reservar, solo teníamos que entrar unos 15 minutos antes y apuntarnos al tour, totalmente gratis. Como el siguiente era a las 14h decidimos ir a tomar algo, pero nos encontramos con todos los pubs cerrados con un cartel avisando que, al ser Viernes Santo, no podían abrir para servir alcohol hasta la tarde. ¡Flipa! 
Así que cambiamos el tomar algo por comer pronto y buscamos un lugar que no fuera cadena de fast food. 
Optamos por una hamburguesería que se anunciaba como la mejor de Belfast... Bueno, no estuvo mal, pero no era nada del otro mundo y por el precio (31,40£ los cuatro) casi mejor haber ido al fast food. Es más, por la tarde descubriríamos que en el Victoria Center (un centro comercial cercano) había un Five Guys, una cadena de burgers que descubrimos en nuestro viaje a USA y que es buena y barata. Lástima no haberlo sabido antes.

Unos 15 minutos antes del tour entramos al Ayuntamiento, donde no tuvimos que pasar ningún control de seguridad, y nos apuntamos en recepción.
El tour es en inglés, pero el guía hablaba a un ritmo entendible y pronunciaba bien (suponemos que acostumbrado a que su público es mayormente extranjero). Y aunque no se sepa inglés, solo por ver el edificio merece mucho la pena.

Belfast


En el vestíbulo y en la escalinata nos habló de la historia de la ciudad, su origen, el como se formó el ayuntamiento y de donde salió el dinero para construirlo...

Belfast


Pasamos por la antesala del Pleno, donde nos contó el protocolo que se sigue para abrir las sesiones y la ceremonia que rige en los plenos más importantes (como por ejemplo, cuando se inviste un nuevo alcalde) y pudimos ver algunas joyas usadas en estos. Y en la propia sala plenaria nos pudimos sentar en las cómodas butacas de los regidores (a diferencia del Parlamento de Londres donde no nos dejaron sentar).

Belfast


Ahí nos habló de como se constituye el Ayuntamiento y su funcionamiento. También respondió a preguntas sobre la actualidad política en Irlanda del Norte y, lo que mas le gustó a Jordi, ¡nos dejó sentar en el sillón del alcalde!

Belfast
Jordi, alcalde de Belfast por... unos 15 segundos.


Durante toda la visita nos hacía fijar en los detalles de la madera. ¡Y es que el Ayuntamiento fue decorado por la misma persona que se encargó de decorar el Titanic!
De hecho, en un gran salón conservan una cómoda original que tenía que haber ido en el camerino del capitán del Titanic, pero que se salvó del hundimiento porque no lo acabaron a tiempo.

Belfast


También nos comentó el como salvaron la vidrieras de uno de los salones de actos durante la II G.M., cuando el edificio sufrió el estallido de una bomba, que actos pueden celebrarse allí, etc.
En total fueron 45 minutos muy entretenidos y salimos maravillados por la belleza interior del edificio.
Al finalizar el tour te dejan en una zona donde hay cafetería, baños, fuentes de agua...

Tras la visita tocaba acercarnos a la zona de los astilleros Harland & Wolf, donde se había construido el Titanic. Eran unos 20-30 min. a pie pero el grupo seguía con energía y se animaron a dar el paseo.
Lo primero que vimos dentro de la zona, fue el SS Nomadic. Lo que tiene de especial este barco es que es la única embarcación superviviente de la White Star Line, la compañía propietaria del Titanic.
Se puede entrar a verlo por 7£ o pagando la entrada general del centro de visitantes del Titanic que cuesta 17£ (+3£ la audioguía), pero nosotros ya habíamos decidido no pagar. El Nomadic es pequeño y sobre el Titanic ya hemos leído mucha información y visto muchos documentales, así que preferimos hacer una visita mas panorámica.

Belfast


Desde aquí pudimos contemplar a Samson y Goliath, dos grúas enormes que dominan el skyline de Belfast y que muestran el poderío que los astilleros tuvieron antaño en esta ciudad, donde la industria que giraba alrededor de la construcción de barcos era un pilar de la economía de la zona.
Por cierto, en 2003 fueron declaradas Monumento Histórico de Irlanda del Norte.

Belfast


Cerca de allí se encuentra el centro de visitantes, con una forma particular. Las esquinas recuerdan la proa de un barco. Se puede entrar a la zona de cafetería, tienda, etc. aunque no vayas a pagar por la exposición.
Y allí mi padre le compró a mi madre cierto colgante, muy bonito, con una gema azul en forma de corazón, con una condición: ¡Que no se lo ponga si algún día van de crucero! :-)

Belfast


Saliendo del centro de visitantes por el lado opuesto se encuentra la zona donde se construyeron los barcos de clase Olympic de la Harland & Wolf: El RMS Olympic, el RMS Titanic y el HMHS Britannic (aunque este último debía llamarse originalmente RMS Gigantic).
De hecho, los dos primeros se construyeron casi en paralelo, siendo botado primero el Olympic, gemelo del Titanic. Y, aunque el Titanic fue considerado el barco de pasajeros mas grande del mundo en el momento de su construcción, eso es porque el tamaño de un buque se mide por tonelaje y, aunque el Olympic y el Titanic compartían medidas, el segundo pesaba un poco mas.
El Titanic es, probablemente, el barco mas famoso del mundo. Esta fama viene por ser el mas grande en su momento, por el desastre que ocurrió en su viaje inaugural, por las grandes fortunas que viajaban en él y por su consideración de insumergible. Aun así, el suyo no fue el mayor naufragio de la historia, ni siquiera en tiempos de paz.

En el suelo está marcado por donde discurrían los astilleros así como la silueta de ambos barcos. La del Olympic está rellena por una secuencia de zonas de cemento y césped que te indican la proporción de supervivientes y fallecidos de cada clase en el desastre del Titanic. Y en la de éste último se pueden ver marcadas en el suelo donde se ubicaban diferentes partes del barco, como las chimeneas o los botes salvavidas. Las dos siluetas son a tamaño real, es decir que puedes pasearte por ellas haciéndote una idea de la proporción de esos barcos.

Belfast


Y al llegar a la proa Jordi insistió en que teníamos que hacernos la dichosa foto. U.U En fin...

Belfast


Bueno, tras un rato leyendo la información, analizando y comentando todo lo que ya sabíamos sobre el hundimiento mas conocido de la historia, tocaba volver al centro. ¡Y nuevamente me dijeron que a pie! Que se note que estamos en forma leches. jeje
Pasamos por el Victoria Center, un centro comercial con un mirador en su parte central bastante peculiar y gratis. Desde allí se ven las famosas grúas, pero la verdad es que el resto de ciudad no es que tenga un skyline destacable.

Belfast

Belfast


De vuelta a la calle comercial, que da al City Hall, aprovechamos para comprar unos pocos souvenirs y reírnos con el humor irlandés y las pullas hacia los ingleses. No olvidaremos esa camiseta que ponía: Titanic, construido por irlandeses, hundido por un inglés. ¡Zasca! O.O
En fin, a esas alturas nos merecíamos unas buenas pintas, porque vaya pateada nos metimos, y por suerte los pubs sí que abrieron por la tarde/noche.


Ahí decidimos que cenaríamos en el apartamento para poder descansar, ya que al día siguiente volvíamos a estar en ruta. Así que cada cual se buscó su cena por allí cerca (Subway, kebab, etc. Hay de todo al lado del alojamiento), dejamos todo recogido y a descansar.
La próxima jornada nos esperaba un recorrido por las tierras norteñas de Juego de Tronos. ^_^




Inch Abbey, Castle Ward y Tollymore Forest

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Nos despertamos en el que iba a ser el día mas lluvioso de nuestro viaje, por desgracia para nosotros.
Y es que, aunque sabíamos que era raro no pillar un día así en Irlanda, justo éste era el que nos hubiera gustado más que hiciera buen tiempo, puesto que íbamos a visitar varios escenarios TOP de Juego de Tronos.
Pero bueno, dicen que "al mal tiempo, buena cara", así que dejamos a mano los paraguas y chubasqueros, con o sin lluvia íbamos a intentar disfrutar de las visitas.

El dueño del apartamento vino puntual a recoger las llaves. Nos despedimos de él remarcando que nos había encantado el alojamiento y tomamos rumbo a nuestra primera parada: Inch Abbey.

Inch abbey

Considerada la iglesia gótica más antigua de Irlanda, estas ruinas están siempre accesibles. Solo hay que abrir una pequeña valla y seguir un sendero para acercarse a ellas.

Este fue el primer escenario de la serie que visitamos, paraguas en mano pero sin dejar de frikear para pasarlo bien. ^_^


Aquí nos pasó algo curioso. Desde la ruinas vislumbramos a lo lejos una catedral cuya torre nos recordó a Barad-dûr, torre de Sauron en el Señor de los Anillos.

Inch abbey


Así que ya nos veis haciendo bromas sobre el tema de la Tierra Media, pero entre la lluvia y que queríamos seguir con nuestra ruta Juego de Tronos no me dio por consultar la guía.
Bien, un tiempo después el compi de "Tales of a Wanderer" publicó un artículo sobre la Catedral de la Santa Trinidad de Downpatrick, donde resulta que está enterrado (o se cree que lo está) San Patricio. 
¿Adivináis cual es? ¡Exacto! El hogar de Sauron.
Lo peor es que a la hora de comer paramos en Downpatrick y pasamos de largo de esta visita... En fin, si lo llegamos a saber nos hubiéramos acercado, total... no teníamos ningún anillo por el que temer. xD

La siguiente parada fue en la reserva del río Quoile, donde también se grabaron escenas de la serie.

Quoile river

Estuvimos paseando un rato para encontrar la localización exacta y nos gustó mucho el lugar. Se trata de una reserva de aves con senderos a lo largo del río. Un lugar apacible al que ir a pasear y con merenderos donde observar el río.
Pudimos ver varias aves, pero seguro que en verano el panorama es todavía mas bonito y lleno de animales.

Quoile river
Quoile river

Después de nuestra sesión de fotos cinéfilas pusimos rumbo a Castle Ward. Mi idea inicial era comprar algo y hacer picnic allí, puesto que sabía que era un recinto grande, lleno de bosques y campos que se prestaba a ello. Pero en vista del tiempo optamos por acercarnos a ver lo que pudiéramos y ya decidiríamos donde comer.

Castleward

La entrada al recinto cuesta 8£ por persona y te permite visitar la parte antigua (Old Castle, con su torre medieval), donde hay alguna pequeña exposición de artilugios del campo, y hacer diferentes rutas de senderismo. 
La casa señorial que se puede ver al entrar requiere de una entrada aparte. 
Es una lástima que este fuera el punto donde mas fuerte nos llovió, porque nos impidió sacar fotos de los impresionantes paisajes y de la casa. Sin duda es uno de los MUST de Irlanda del Norte y mas ahora que tienen las visitas de los fans de la serie (algunos de ellos llegan en tours con autocares).

Castleward

Paraguas en mano y lidiando con el viento recorrimos parte de la zona antigua para conseguir nuestras fotos de la serie. (Se pueden ver todas en el post sobre Localizaciones de Juego de Tronos)

Castleward
Castleward

Pero llegó un momento que ni paraguas, ni chubasquero, ni nada. Nos cayó semejante temporal que corrimos a resguardarnos al coche. Era imposible seguir así las visitas, así que con mucha pena abandonamos Castle Ward. Un lugar que recomendamos 100% visitar con calma si el tiempo acompaña.
Eso sí, no vimos que hubiera restaurante, solo un pequeño bar que ni sandwiches tenía, así que si se va a pasar el día mejor llevarse el picnic de fuera.
Nosotros paramos a comer en Downpatrick, donde la torre de Sauron que no visitamos xD, en un restaurante que nos recomendó un local: Murphy's. Comimos bien, carnes y pasta bastante buenas por 48£ los cuatro, aunque vimos opciones "baratas" (fast food) en un centro comercial de enfrente.

Y, con muchas dudas sobre nuestra siguiente visita, tomamos rumbo a la última localización de la serie que visitamos: Tollymore forest park.

Tollymore forest

Un lugar que ni siquiera sale en alguna de las guías que tenemos, al que solo nos acercamos por la serie y al cual casi renunciamos por la lluvia y porque nos costó encontrar la entrada. (La señalamos en este mapa)
Y sin embargo, resultó ser uno de los lugares mas bonitos que vimos en nuestra ruta por Irlanda del Norte. Nos dejó fascinados y solo lamentamos no haberle podido dedicar un día soleado de senderismo tranquilo.

Tollymore forest

Tras cruzar la maravillosa entrada llegamos a las taquillas, donde pagamos 5£ (se paga por coche), y donde nos dieron un mapa e indicaron que ruta teníamos que hacer para ver las localizaciones.
En ese momento lloviznaba y el cielo mostraba bastantes claros, pero al llegar al parking mi madre nos comunicó que ella ya tenía agua suficiente y que no quería mojarse mas, vamos que se quedaba en el coche. (En la zona del parking hay baños y fuente de agua)
El resto, salimos dispuestos a hacer la ruta cuando de repente empezó a caer la de dios. Nos refugiamos bajo un enorme árbol, junto con unos miembros de la Guardia de la noche (gente que iban en un tour de la serie y les dejaron capas). Con dudas de si empezar la ruta o no, vimos que a los cinco minutos aflojaba y que la Guardia emprendía el camino, así que nos animamos a seguirles. ¡Y menos mal! Porque al rato paró la llovizna y valió mucho la pena.

De esta guisa empezamos la aventura por el bosque:

Tollymore forest
Tollymore forest

Tardamos algo menos de una hora en hacer el circuito que nos marcamos, caminando tranquilamente y haciendo fotos. 
Quedamos maravillados del lugar y lamentamos que mi madre no quisiera acompañarnos, porque creemos que se perdió un lugar increíble.
No entendemos como apenas sale en las guías, y mas ahora que la serie es famosa, pero sin duda lo recomendamos 100% junto con Castle Ward.
Además, es otro sitio que, si hace buen día, se presta a traer unos bocadillos y recorrerlo con calma.

Tollymore forest
Tollymore forest

Justo cuando regresábamos al coche empezó a granizar, aunque pudimos refugiarnos. El tiempo nos había respetado lo justo para disfrutar del bosque.

Tras esta visita, poníamos fin a nuestro paso por Irlanda del Norte puesto que esa noche dormiríamos en Dundalk, una población que pertenece a Irlanda.
No es que tenga nada especial, la escogí porque en esas fechas Dublín estaba carísimo (celebraban el aniversario de la Independencia) y porque por distancia me pareció un lugar asequible al que llegar sin tener que preocuparnos por la hora.
Tras el percance que tuvimos con el alojamiento "original" de nuestra reserva, preguntamos a la dueña del B&B donde podíamos cenar Guinness Pie, ese plato que tanto nos gustó a mi padre y a mi. Nos indicó un pub en el centro, justo en frente de la Catedral de St. Patrick, así que cogimos el coche y nos acercamos.

Ya había anochecido y la catedral lucía muy bonita, nos sorprendió que estuviera abierta todavía pero por lo visto preparaban una misa nocturna, de esas que se hacen en pascua. Entramos a contemplarla y el organista, al vernos, nos hizo un gesto para que estuviéramos atentos y le indicó a otra chica ¿una aprendiz? que empezara a tocar. Un momento realmente impresionante.



A la hora de la cena, entramos justo en el pub que había enfrente y confirmamos que tenían Guinness Pie. Era nuestra última noche y no queríamos abandonar el país sin volver a comerlo.
El estofado estaba delicioso y, por ser la última cena en Irlanda, nos dimos el gustazo de no reparar en pintas y hasta cayó algún buen whisky de la tierra, así que salió algo mas cara (70€ los cuatro, volvíamos al euro), pero lo disfrutamos mucho.


Satisfechos por la cena y con muy buenos recuerdos de las visitas, a pesar del tiempo, nos fuimos a descansar para afrontar el último día del viaje.
El avión salía por tarde así que teníamos planeada una última visita.





Howth y vuelo de regreso

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Amanecía nuestro último día en Irlanda y para un miembro del equipo no lo hacía de forma agradable. Mi madre, seguramente por el temporal que nos empapó el día anterior, había pasado la noche con algo de fiebre y tenía un gripazo considerable.
Así que los otros tres desayunamos con calma esperando a que ella se encontrara algo mejor.

Al arrancar hablamos sobre las posibilidades de la mañana, puesto que el avión salía por la tarde. Mi madre nos comentó que siguiéramos con la idea de ir a ver Howth y, una vez allí, ya veríamos que hacer y que no.

Howth

Howth es un pueblo pesquero a unos 30 minutos de Dublín y a 20 del aeropuerto, así que resulta una visita ideal desde la capital.
Descubrí este pueblecito gracias al blog de Mad About Travel, cuyo artículo e indicaciones llevaba impresas como guía. 
Mi idea inicial era ir hasta el castillo y subir por el pueblo a ver las vistas, pero el estado de mi madre hizo que renunciáramos a ello y nos tomáramos con calma el paseo por la zona del puerto y los muelles.

Howth
Howth

En ellos pudimos contemplar a sus famosas residentes: ¡Las focas! Y es que en Howth puedes verlas en total libertad. 
Se acercan a ver si cae algo de los barcos y además hemos leído que algunos puestecillos venden comida para ellas. Nosotros defendemos que es mejor que consigan el alimento por si mismas y que no es bueno atraerlas con comida comprada, así que no íbamos con la idea de hacerlo. Aunque tampoco vimos ningún puesto de venta de comida la verdad, no sabemos si era por ser Domingo Santo, pero no había mucho ambiente en la zona. 

Howth
Howth

Vimos 5 o 6 y nos parecieron enormes. Y, como no, no son los únicos animales que se acercan a por la pesca del día.

Howth

Tras un buen rato observándolas nos acercamos al Mercado de Howth. Un mercadillo de artesanía y productos gastronómicos que abre los fines de semana, justo en frente de la estación de tren. Allí encontramos comidas de diferentes países, incluido el nuestro, y algunos se tiraron a por unos buenos brastwurst (mi madre no había desayunado jeje) y otros caímos en las redes de unos deliciosos cupcakes.

Howth
Howth

Como comentaba, la idea inicial era pasar mas tiempo recorriendo Howth y comer pronto en alguno de sus famosos restaurantes de pescado (aunque vimos que muchos eran de precio mas bien elevado), pero no queríamos abusar de las pocas fuerzas que le quedaban a mi madre así que decidimos dar por finalizada nuestra aventura en Irlanda e ir tranquilamente hacia el aeropuerto.

Llenamos el depósito de combustible mucho antes de llegar al aeropuerto para que nos saliera mas barato y fuimos devolver el coche al mismo sitio donde lo recogimos. El trámite resultó rápido y sin problemas.
Nos subimos al shuttle que nos acercó a la terminal y nos dirigimos al Mc para comer y hacer tiempo ya que habíamos llegado con mucha antelación.
A la hora de pasar los controles nos encontramos con mucha seguridad y un registro bastante exhaustivo, y es que hacía poco habían ocurrido los atentados de Bélgica. 
Suponemos que éste también fue el motivo del retraso que sufrimos, casi una hora, pero lo que no tenía explicación fue el cambio de puerta que nos hicieron, a nosotros y varios vuelos mas. Veías gente corriendo por la terminal de un lado a otro... En fin. Menos mal que la Wi-Fi era gratis, sin límite de tiempo y con buena velocidad. Jordi hasta pudo mirar series.

Una vez superada la espera y el mareo de puertas, el vuelo de regreso fue bien, lleno de bonitos recuerdos de este viaje en familia.





Irlanda del Norte: Conclusiones y Presupuesto

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A Irlanda, concretamente la del norte, nos llevó la serie Juego de Tronos y el sueño de mi padre de ver la Calzada de los Gigantes.
Mas allá de eso, no teníamos mucha idea de que nos encontraríamos. Pero yo sabía que en la mente de todos quedaba el recuerdo de nuestro viaje a Escocia: Las impresionantes Highlands, los castillos...
Por eso, cuando leí varios viajeros que, al igual que nosotros, habían visitado Irlanda tras Escocia y que se habían decepcionado un poco por la comparativa paisajística, decidí advertir al grupo para que no se esperaran esas grandes montañas del país vecino.

Creo que fue precisamente eso, el mentalizarnos que era otro tipo de paisaje lo que hizo que disfrutáramos de sus verdes praderas, manchadas del amarillo chillón de las flores y llenas de ovejas, de las carreteras que recorren la costa y te muestran los Glens o valles llenos de niebla...
Y permitió también que nos sorprendiéramos con lugares inesperados como el precioso Tollymore Forest.

Tollymore forest

Irlanda no tendrá grandes montañas al estilo de las Highlands escocesas, ni castillos por doquier... Pero disfrutamos mucho, no solo de los imprescindibles como la Calzada o de sus ciudades como Derry y Belfast, también de los pequeños rincones que descubrimos, de los pueblos donde nos alojamos y, sobre todo, ¡de su gente!
La fama que precede a los irlandeses es cierta. Por norma, gente abierta y amable, con ganas de ayudar y, sobre todo, de conocer. Conocer a ese turista que acaba de entrar a su pequeño pub. Saber de donde es, que va a visitar... intercambiar unos instantes con la gente de fuera, hablen inglés o no.
Dicen que dos personas pueden entenderse si quieren, ¡y los irlandeses quieren! No verás caras raras porque hables mal el inglés. Ellos intentarán comunicarse como sea, y si no, que se lo digan a mi padre: él, que apenas chapurrea los saludos y ahí estaba, contándole al del pub de dónde éramos, a que veníamos, etc.

¡Y la gastronomía! Otra de las sorpresas del viaje: los estofados, las sopas de marisco, incluso la pasta... comimos muy bien.

Creo que fue el conjunto de todo lo que hizo que nos hayamos traído muy buenas sensaciones y recuerdos de Irlanda. Y que nos hayamos quedado con ganas de conocer Dublín y otras zona de la isla.

Carrickfergus


Presupuesto:

Los gastos desglosados que ponemos son por pareja y la mayoría están expresados en €, menos las entradas que solo las pagamos en £ y por tanto no se nos mezclan ambas monedas en su cálculo.
El total lo ponemos en € contando que el cambio de moneda que había cuando viajamos era: 1€= 0,77£.

-Vuelos Barcelona Dublín: 233, con una maleta facturada por pareja.
-Alojamiento: 417 por 6 noches con habitaciones y baño privado, aunque dos de ellas fueron en apartamento para 4 personas.
-Coche: 293 coche intermedio con seguro sin franquicia.
-Seguro de viaje con cancelación: 37,81
-Gasolina: 41,51
-Comida: 294
-Entradas: 42,84£

Total por pareja para 7 días: 1365€

Apuntes: 
Al ir 4 alquilamos un coche intermedio. Se podría coger uno de gama mas pequeña si se va solo en pareja, y por tanto algo mas barato.
Aunque obtuvimos un descuento para el coche, hemos anotado el precio real del alquiler para que sirva de referencia.
Jordi y yo solemos comer barato en nuestros viajes, pero esta vez (al ir con mis padres) hemos hecho bastantes comidas en restaurantes normales y tomado bastantes pintas, así que el presupuesto se ajusta mas a un viaje estándar.
No hemos pagado muchas entradas (nos ahorramos la de la Calzada, y decidimos no entrar en la exposición del Titanic) pero la mayoría son de parajes muy bonitos relacionados con Juego de Tronos.

Y hasta aquí nuestra aventura en familia por tierras Irlandesas. No sabemos si juntos o por separado, pero es probable que, algún día, vuelvan a ver a algunos miembros de la expedición por esos lares. ;)


Calzada de los Gigantes

Féach leat go luath!




Tips para viajar a Londres

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Tras varias veces en Londres nos hemos decidido a escribir algunos pequeños detalles y observaciones que creemos que pueden ser útiles para futuros visitantes.

Creemos que puede resultar de especial interés los dos últimos puntos, donde encontraréis una forma de ver el famoso Cambio de Guardia sin aglomeraciones y un par de miradores gratis. ^_^

A parte, tenéis disponible toda la información que ya escribimos sobre la preparación de los viajes, alojamiento, transporte etc. y que se pueden consultar en los enlaces de: Londres 2013 y Londres 2014.



Parlamento

-Pasaporte electrónico:

Aunque los ciudadanos españoles pueden entrar en UK con el D.N.I., si se dispone de un pasaporte electrónico (tapa dura con un símbolo de un rectángulo con un círculo dentro) merece la pena llevarlo.
Al llegar podréis pasar por las máquinas automáticas y, depende del día, ahorraréis bastante cola.
Nota: Esta información es válida a día de hoy. Está por ver que sucede en el futuro con el tema del Brexit.

-Efectivo o tarjeta:

En Londres puedes pagar casi todo con tarjeta. Siempre va bien llevar efectivo para hacer frente alguna excepción, pero normalmente incluso pequeñas compras de 2 o 3 £ se pueden pagar con tarjeta.
Sobre donde cambiar, recomendamos informarse bien en la entidad bancaria de aquí sobre las comisiones totales aplicadas y comparar con algunas casas de cambio de allí.
¿Y como encontrar casas con buen cambio? Pues gracias a este blog: Diario de un Londinense.
Si alguna os pilla cerca de vuestro alojamiento o recorrido, no dudaría en cambiar allí.

-Wi-Fi gratis:

Para aquellos que suelen viajar sin pagar por Internet en el extranjero (y hasta que desactiven el roaming por completo), en las cadenas tipo Mc Donald's, Pret a Manger, etc. suelen tener Wi-Fi.
También hay en los museos, muchos de ellos de entrada gratuita y en la plaza de Leicester Sq. Allí hay varios cines con Wi-Fi abiertas, así que solo hay que sentarse en la plaza y buscar una con buena señal.

-WC públicos:

A la hora de buscar baños, hay que tener en cuenta que algunos, como en el Hyde Park, pueden requerir un pequeño pago (20 peniques en este caso). 
Solo aceptan monedas, no te dan cambio si llevas billetes, así que es mejor llevar siempre algo de moneda suelta.
Nuevamente, un recurso son los museos gratuitos o algunas tiendas grandes tipo M&M's o Hamley's, ambas con baños gratis.

-Guarda equipajes: 

A veces, el último día del viaje hemos tenido que cargar con la mochila o la maleta para no tener que volver al hotel antes de partir.
En algunos museos de entrada gratis, como el British o el Museo de Historia Natural tienen una sección de guarda equipajes.
Nosotros usamos el del MHN y cuesta entre 2 y 9 £ según dimensiones y peso. (La mochila llena de ropa me costó 2£).
Eso sí, solo sirve para equipaje pequeño, no contéis que tengan taquillas para un maletón.

-Pack de sandwich y desayunos baratos:

Comer en Londres puede resultar caro, pero a quien no le importe tirar algún día de sandwich (tienen mucha variedad) hay ofertas muy buenas en las cadenas de supermercados. Sobre todo en el Tesco y el Sainsbury's.
En éste último (teníamos uno cerca del hotel), nos salía el menú por 3£: Sandwich, agua de 750ml y un snack. Ideal para los días en que planificábamos algún picnic.

En cuanto a los desayunos, también hay bastantes cadenas de cafeterías que hacen menú. Alrededor de las estaciones suele haber varias, así que es cuestión de cotillear y ver cual tiene los mejores precios.
Por ejemplo, en una que hay en frente de Earl's court, bebida caliente (chocolate, te, café...) mas pasta (donuts rellenos, etc.) o bocadillo de salchichas y/o bacon salían entre 2 y 2,20£.

-Vistas a la ciudad:

Subir al London Eye o al The Shard suele ser lo mas conocido para contemplar Londres desde las alturas, a pesar de no ser nada barato.
Sin embargo, gracias a la gente de Londres en Español hemos sabido de dos miradores gratis, cuyas vistas merecen mucho la pena y que consideramos buenas alternativas.

1: La terraza del centro comercial One New Change, justo al lado de la catedral de St. Paul. La subida en ascensor ya es espectacular, puesto que da a la cúpula de la catedral, y las vistas son una pasada. Tenemos pendiente volver al atardecer.


2: El Skygarden del edificio 20 Frenchurch Street, más conocido como Walkie-Talkie, hay que hacer reserva de día y hora a través de su web pero es totalmente gratis. No pudimos subir pero lo dejamos en nuestros "pendientes", porque tiene muy buena pinta.

-Cambio de Guardia Real ¡Sin gente!:

Este desfile se nos resistía. El tener que estar horas antes para obtener hueco en primera fila (al menos en primavera/verano) o arriesgarte a no ver nada nos tiraba para atrás.
Así que fue toda una sorpresa el enterarnos que había una forma de verlo sin apenas gente. Y fue gracias a los guías de Londres en Español, que en el tour de Londres clásico nos dieron el consejo de como lograrlo.
Y es que resulta que el desfile empieza en el Palacio de St. James, en cuyo patio hacen todo el ritual de preparación y revisión de las tropas, igual que al llegar al Palacio de Buckingham.
¿Diferencia? Todo el mundo se encuentra esperando a las puertas de este último. Mientras que en St. James solo esperan unos pocos tours de guías locales.
Nos aconsejaron llegar un poco más de 15 minutos antes, puesto que es cuando llegaban los escasos grupos que se acercan, y así podríamos estar delante del todo. Eso sí, no hay que ponerse en la acera de la puerta porque los guardias te echan de allí, hay que cruzar la calle al otro lado y esperar.
Yo llegué con mi hermana unos 25 minutos antes y estábamos así de solas:
(consultar horarios en la web oficial, a bajo pone los horarios al detalle, porque en St James empieza antes todo el tema).


Al rato llegaron un par de grupos pequeños cuyos guías comentaban ese mismo detalle, que hordas de turistas estarían en Buckingham y no podrían ver nada y los aquí presentes sí. ^_^
Y efectivamente, vimos la ceremonia de formación, revisión de trajes, etc., y como empezó el desfile...


Por desgracia, la banda de ese día no se estiró mucho, pero por lo visto a veces deleitan a los pocos turistas presentes con alguna canción friki tipo Star Wars.
Aquí un pequeño vídeo con el inicio de la marcha:





Son solo unos pequeños consejos u observaciones, pero esperamos que sean útiles. En especial, creemos que los miradores y el Cambio de Guardia merecen mucho la pena. ^_^

¡Enjoy London!




Ruta Nakasendo - Ise

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Nakasendo fue una de las dos rutas principales que unían Tokyo (antiguamente llamada Edo y capital del shogunato) con Kyoto (la capital imperial), durante la época Edo.
Su nombre significa "Camino a través de las montañas", el camino interior. Contrario del Tokaido, "Camino del mar del este", la otra gran ruta que unía ambas capitales, pero recorriendo la costa.

En aquella época la mayoría de personas tenían que viajar a pie, así que se hizo necesario crear poblaciones de posta, donde los viajeros pudieran parar a descansar. Tenían establos, restaurantes, alojamientos...
Además, en algunos puntos, también se encontraban los controles de paso del shogunato, donde se tenían que presentar los permisos para viajar. Y es que, en aquella época, la circulación de personas estaba controlada a fin de evitar conspiraciones y revueltas de los señores feudales.

Y de aquella ruta imperial, justo en la zona del Valle de Kiso, se conservan algunos tramos y poblados de posta.
Nosotros visitaríamos dos: Magome, donde habíamos pernoctado, y Tsumago, al que llegaríamos caminando por Nakasendo.

Magome

El camino entre las dos poblaciones son unos 8 km y se tarda entre 2 y 3 horas, dependiendo del ritmo de cada cual. La dirección que escogimos nosotros es la que contiene menos tramo de subida, solo los dos primeros kilómetros. Si se hace en sentido contrario hay mas pendiente en contra y, por tanto, es algo mas duro.
Pero en general, creemos que es una ruta asequible. Nosotros no estamos en forma y la hicimos bien. Además, aunque en algún punto se junta con carretera de asfalto, en su mayoría transcurre entre bosques y pequeñas aldeas con unos paisajes muy bonitos. (Todo bien señalizado.)
¡Y lo mas importante! De marzo a finales de noviembre, tienen un servicio de transporte de equipaje. Entre las 8:30h y las 11:30h puedes dejar la mochila (500¥ cada una) en la Oficina de Turismo, tanto en Magome como Tsumago, y a partir de las 13h la puedes recoger en la otra. Algo que facilita la ruta a pie. En invierno creemos que este servicio solo opera los fines de semanas, para asegurarse habría que preguntar en alguno de los alojamientos o la oficina de turismo.
Para quienes no quieren hacer la ruta a pie,  hay un bus que une ambas poblaciones.

Aunque no teníamos prisas por madrugar, nuestro día empezó a las 6:30h con una suave melodía que sonó durante un rato en todo el alojamiento.
Dedujimos que se trataba de un aviso para los huéspedes que tenían contratado el desayuno. Como no era nuestro caso, nos lo tomamos con calma.
Tras desayunar en la sala común, le pedí a la chica del establecimiento si podía utilizar las estampitas que tenían en la entrada (no sabía muy bien como utilizarlas, puesto que no tenían la típica almohadilla de tinta) y resultaron ser las mas bonitas que conservo de los dos viajes a Japón.


A las 8:30 dejamos la mochila grande en la Oficina de Turismo, que estaba justo al lado del alojamiento, y regresamos a la parte inicial del camino, esta vez para hacer fotos con calma y poder ver algunos locales que empezaban a abrir.
Habíamos traído el desayuno, pero la verdad es que podríamos haber comprado algo en los puestecillos de Magome, en especial unas castañas que olían genial y no eran caras.

Las tiendas abren entre las 9 y 10h y hay un local de correos desde donde mandamos unas postales a la familia.
La gente del pueblo transmitía tranquilidad y mucha amabilidad. Siempre saludando con una gran sonrisa. Esto es una de las cosas que más nos gusta de visitar lugares alejados de las grandes urbes.

Magome
Magome

Magome es una aldea rehabilitada. Las casas no conservan la estructura original en sí, sino que las han reconstruido intentando darle el aspecto de la época y, al contrario de lo que sucede en el resto de Japón, no muestran ningún elemento moderno, como cables, en el exterior.

Magome

Fuimos subiendo de nuevo el camino empedrado hasta llegar a una "sala de descanso", casi al final de Magome. Dentro había un libro para firmar y un atuendo clásico al lado de una nota que decía algo así como: Puedes ponértelo y salir con él para hacerte fotos, pero por favor devuélvelo. ¡Y eso mismo hicimos! (Nos encantan estos detalles).

Magome

Ahora sí, habíamos llegado al final de la aldea y empezaba la ruta de senderismo. Tramos de bosque, campos, pequeñas aldeas donde veías muchos productos secándose al sol... Y sus amables habitantes, que no solo nos saludaban con una sonrisa, sino que además nos invitaron a probar alguno de esos curiosos productos que estaban secando o encurtiendo.

nakasendo
nakasendo

Cada poco nos encontrábamos unas campanas cuya utilidad se supone que es espantar a los osos. Y los senderistas, nosotros incluidos, las iban tocando cuando pasaban por al lado. Sinceramente, creo que era más por la gracia de oír que había alguien mas en el camino, que no para asustar el animal en sí. No es una ruta muy aislada, está cerca de carreteras y aldeas, así que dudamos que se acerquen muchos ejemplares por allí. ¡Pero oye!, que no sea por no prevenir...

nakasendo

A lo largo del camino nos fuimos encontrando con árboles cuyo follaje estaba teñido por el color del momiji. Y descubrimos que desde abajo el color de las hojas es mucho mas intenso y brillante.

nakasendo
nakasendo

Pasado la mitad del trayecto hay un edificio de la época Edo, llamado Ichikoku Tochi Tatebachaya.
Este edificio se dedicó a controlar el transporte de madera de la zona, puesto que estaba muy restringida la tala de árboles.

A día de hoy es un lugar de descanso donde, por un pequeño donativo, nos recibirá un simpático hombre con té caliente y caramelos.
Con el frío que pegaba, ese té nos vino genial. Además, pudimos descansar un rato admirando la distribución interior

nakasendo
nakasendo

Casi todos los viajeros paraban allí para tomar el refrigerio o hacer su propio picnic fuera, además de aprovechar los aseos públicos.
Había bastante gente a la que atender, así que solo pude hablar un ratito con el hombre que lo regenta, durante el cual me explicó que aquellos frutos que tanto veíamos colgados al sol eran kakis, y le sorprendió saber que en español los llamábamos igual jeje. Se le veía una persona muy amable.

nakasendo

Seguimos nuestro camino con fuerzas renovadas y, por suerte, con un tiempo excelente. Empezamos con frío pero hacia el mediodía la temperatura era agradable.

Cerca de Tsumago llegamos un tramo muy fotografiado. Se trata de unas curvas pronunciadas y empedradas, cuya pendiente te acerca de nuevo a una zona habitada y a un cementerio rodeado del precioso momiji.

nakasendo
nakasendo

Al poco rato ya hacíamos entrada en Tsumago, una de las poblaciones de posta mejor conservadas de Japón. Y es que, a diferencia de Magome, se conservan edificios originales de la época Edo, y el resto se ha reconstruido a semejanza del aspecto que éstos conservan. De ahí que toda ella tenga un aura mas antigua que no Magome.
Ambas poblaciones son preciosas, eso sí. Es más, entre nosotros hay discrepancias sobre cual de las dos nos gusta mas. jeje

Paseamos observando los diferentes edificios, especialmente los que en cuya entrada hacían referencia a su antigüedad. La mayoría son tiendas de souvenirs o dulces, pequeños restaurantes o museos y algún templo (En la oficina de turismo nos dieron un mapa). Y algo que nos llamó la atención es la cantidad de turismo japonés que había, muchos de ellos pintando...
Como Tsumago no tiene cuestas y es algo mas grande que Magome, creemos que igual es de más fácil acceso y por eso debe ir mas gente.

Tsumago
Tsumago

Tras el paseo, se nos planteó una duda: ¿Comemos en Tsumago o lo hacemos en Nagiso? (donde teníamos que coger el tren). Decidimos que era mejor coger el bus a Nagiso y comer allí tranquilamente, controlando mejor la hora del tren. ¡Error!
Tras coger la mochila en la Oficina de Turismo, nos fuimos a por el bus y al llegar a Nagiso vimos que era enana, mucho mas que Nakatsugawa, y para más inri, el par de restaurantes que había enfrente de la estación estaban cerrados.
La chica de la estación me dijo que no siempre abrían y que la única opción era acercarnos al supermercado que habíamos visto no muy lejos de allí. Y menos mal, porque me veía comiendo a base de las pocas galletas que teníamos...
En el supermercado tenían bentos, onigiris, ramen instantáneo... todo muy barato (comimos los dos por 540¥). Además disponian de microondas y hervidor de agua para el ramen. Así que gracias a eso pudimos sobrevivir esperando el tren, en la sala de espera de la estación.

Nos esperaba un viaje de mas de 3 horas, entre trasbordos y desplazamientos, hasta llegar a Ise. En ese trayecto tuvimos que pagar un extra (510¥) al revisor, porque a pesar de ser tren JR (e ir con el JRPass) pasa por un tramo de vías de otra compañía. (Para ver los tramos que hay de pagar a pesar de ir con JR ver cuadro en esta web).
Escogí Ise como punto intermedio para llegar a Kumano, porque ir hasta Shingu suponía 5 horas de trayecto y llegar a las 23h. Así que, puesto que Ise estaba a medio camino, decidimos dormir allí y de paso intentar ver alguno de sus famosos santuarios al día siguiente.

Llegamos al hostel casi a las 20h (ver post de alojamientos), cansados y teniendo que madrugar mucho de nuevo al día siguiente. Así que, salimos en busca de un sitio donde cenar, pero entre el cansancio, la poca hambre que teníamos, y que los locales cercanos al hostel o eran carillos o no nos llamaban la atención... acabamos entrando de nuevo en un conbini para coger un par de onigiris y nikumans.
Al día siguiente miraríamos de comer mejor al mediodía. jeje

Y con el recuerdo de una preciosa ruta nos fuimos a dormir. Sin duda Nakasendo nos había dejado huella, pasando a estar entre nuestros Must de Japón.
¿Nos causaría esa misma sensación Kumano Kodo? Pronto lo sabríamos...

nakasendo




Ise- Kumano Kodo (Yunomine onsen)

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Nuevamente el despertador sonó muy temprano. Ésta vez la culpa la tenía la conexión de trenes y buses que necesitábamos hacer esa mañana.
Si queríamos poder ver algo de Ise sin perder los enlaces, no quedaba otra.
Y, teniendo en cuenta que Ise es uno de los centros mas importantes en el culto del sintoísmo, no queríamos irnos sin intentar ver alguno de sus santuarios.

El llamado Gran Santuario de Ise es en realidad un cúmulo de muchos santuarios, mas de cien, entre los cuales destacan dos: el santuario interior Naikū, dedicado a la diosa del sol Amaterasu (deidad mas venerada en esta religión) y el santuario exterior Gekū, dedicado a Toyouke-Ōmikami, deidad guardiana de la comida y la ropa de Amaterasu.

Por desgracia, el santuario interior está alejado de la estación, así que tuvimos que conformarnos con visitar el exterior o Gekū.

Ise

Como detalle de la importancia que estos santuarios tienen, en Ise se guarda uno de los tres tesoros sagrados de Japón (el espejo) que, supuestamente, regalaron los dioses al primer Emperador del país. Y su sacerdote o sacerdotisa principal ha de ser descendiente de la familia imperial. ¡Casi ná!

Eso sí, lo que realmente se ve al visitarlos es la parte exterior vallada, y los tejados a través de ella. El acceso al interior de estos templos está muy limitado. Además, el aspecto es muy sobrio, es el estilo japonés nativo, antes de la influencia asiática a través del budismo.
Todo ello hizo que la visita al templo en sí nos supiera a poco. Pero bueno, intentamos recordar que lo importante era el significado del lugar para el sintoísmo.

Ise

Otra curiosidad es que los santuarios de Ise se reconstruyen cada 20 años, y al lado de cada edificio se puede ver una explanada rectangular que marca la ubicación de donde se realiza tal reconstrucción, alternándose las dos parcelas. Este detalle se puede ver también en los pequeños santuarios que rodean a los grandes.

Lo que sí nos encantó fue el recinto, un pequeño bosque lleno de grandes árboles por el que da gusto pasear y sentir la tranquilidad del lugar.
En la entrada nos dieron un mapa con pequeñas explicaciones sobre las deidades a las que estaban consagradas los pequeños santuarios, a parte del Gekū, y algún detalle más del lugar.

Ise

Tras ver que el estilo de santuario no era el que mas nos atraía, nos dolió menos no visitar el Santuario Interior. Aunque solo por su importancia, si hubiéramos dispuesto de tiempo, lo habríamos visitado.

Tras la visita, conseguimos volver a tiempo a por la mochila en el hostel y coger sin prisas el tren que nos pondría rumbo a la zona de Kumano.
La primera media hora, hasta Taki, el paisaje estuvo marcado por los campos de arroz, una estampa muy típica. Y las dos siguientes horas dejaron paso a la combinación de montañas y costa. Un conjunto de paisajes bonitos que sin embargo Jordi optó por dormirlos en su mayoría... ¡La comodidad de los trenes japoneses! Incluso los que no son Shinkansen...

Al llegar a Shingu nos acercamos a la oficina de turismo donde nos dieron mapas, folletos, etc. No solo de la población y su santuario, sino también de todo Kumano. Entre ellos un librito muy útil con las rutas de senderismo.
También nos indicaron que los buses hacia Yunomine salían justo en frente, así que fuimos a corroborar los horarios que traíamos apuntados y vimos un aviso de que las máquinas de cambio de los buses solo aceptaban billetes de 1000¥, pero que en la misma oficina de la estación te ofrecían cambio si era necesario.

Con todo claro, tomamos rumbo al Hayatama Taisha, uno de los tres grandes santuarios de las rutas sagradas de Kumano Kodo.
Optamos por llegar a él a través de una calle/galería que supuestamente era un núcleo comercial, pero la verdad es que muchas tiendas estaban cerradas, algunas con aspecto de abandono, y no había nada de ambiente.

Shingu

Lo divertido es que, a lo largo de las calles que llevan al santuario, te vas encontrando con unos paneles con dibujos en el suelo que indican que vas por buen camino: El cuervo de tres patas, símbolo de Kumano.

Shingu

La entrada al santuario, con un pequeño puente y la torii rodeada de árboles, es muy bonita.

Shingu
Shingu

El recinto es pequeño, pero nos gustó volver al colorido rojizo que tan acostumbrados nos tiene el sintoísmo. Eso sí, de los tres santuarios principales, este fue el que menos nos impresionó.

Shingu
Shingu

Tras ver el santuario, pusimos rumbo a la zona comercial en busca de un sitio donde comer y optamos por el "Wood Village", en la calle "decadente" que habíamos recorrido antes. Era un local con aires hippies que, a parte de pizzas y hot dogs, tenía curry en su carta y como nos apetecía... La verdad es que comimos muy bien. El curry estaba bueno, en especial la versión gratinada que escogió Jordi (1740¥ los dos).


Después volvimos a la estación y nos acercamos a un Lawson a por la cena, puesto que no la teníamos contratada en el hotel y en Yunomine no habría opciones para cenar fuera. Y nos dispusimos a esperar un rato a la hora de salida del bus, cuando algo enfrente de la estación llamó mi atención: Una puerta de estilo marcadamente chino que no salía en mis guías. ¿Que era eso tan llamativo? Como teníamos todavía un poco de tiempo nos acercamos a ver.

Shingu

Resultó ser el Jofuku Park (dentro había folletos explicativos), un pequeño jardín abierto dedicado a la memoria de Hsu Fu, un curandero chino cuyo emperador ordenó buscar el elixir de la inmortalidad hace unos 2200 años. Según cuenta la leyenda, durante su periplo pasó por Shingu y se quedó ahí, enamorado por el lugar y sus gentes. El pequeño parque se construyó en su memoria y en un pequeño ejemplo de amistad entre Japón y China.

Shingu
Shingu

Tras este pequeño descubrimiento, volvimos a la estación de buses donde cambiamos billetes para poder pagar el viaje y el conductor nos confirmó la ruta.
El trayecto duró casi una hora, entre montañas y río. Y al pasar por una de las poblaciones más famosas de la zona, Kawayu Onsen, me alegré de no haber reservado allí. Y es que en Japón no todas las aldeas son tradicionales, ni guardan mucho sentido de la estética, a nuestro parecer. No sabemos porque, pero son una amalgama de casas y estilos diferentes que a veces no pegan con el entorno, en algunos casos un tanto feuchas. Y Kawayu me dio esa sensación.
Aún así, los paisajes de montaña prometían ofrecernos escenas muy bonitas al día siguiente.

Llegamos al Ryokan que ya había oscurecido así que, decidimos quedarnos a disfrutar de los onsens tranquilamente y dejar la visita a Yunomine para el día siguiente. (Ver post de alojamientos para saber los detalles del Ryokan y como fue nuestra estancia).
La verdad es que en alojamientos como ese no te cuesta nada quedarte a disfrutarlo y relajarte. Fue realmente una maravilla.
Primero bajamos los dos al onsen privado para darnos un bañito relajante juntos.

Zona de Hongu

Resultó ser algo austero, sin tocador, pero muy auténtico. Eso sí, está en el exterior y pasamos un poco de frío hasta entrar en el agua caliente. jeje
Después regresamos a por un té en la habitación y, mientras Jordi decidió quedarse a ver la tv relajado, yo opté por ir a disfrutar del rotenburo por la noche. ¡Que maravilla! Además eran las 19h, justo cuando los clientes, mayormente japoneses, estaban cenando, así que disfruté de la instalación para mi solita. Y ahí sí, tenía todos los lujos en el cambiador.

Tras el segundo baño reparador, regresé a la habitación cruzándome con grupos de ancianos japoneses que me saludaban sonrientes e incluso algunas comentaron, entre ellas, que estaba "mona" (kawaii) con el Yukata. (Obviamente no sabían que les entendía. jaja) Aunque la verdad es que yo me siento muy patán siempre que me pongo uno, no se lucirlo como ellas. ^_^


Cenamos nuestros bentos en la habitación, riendo un rato con los estrambóticos programas japoneses. Esa noche descansaríamos estupendamente gracias a una habitación de lujo, el baño en el onsen, la agradable sensación que da un rotenburo... Me encanta bañarme en las aguas calientes mientras estoy rodeada de naturaleza.
Quizás el día había requerido de mucho transporte y visitas algo incompletas pero, sin duda, la última parte compensaba todo lo demás.
Nuestra estancia en Kumano empezaba de una forma excelente.




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